Ayer en la mañana resonaba en
mí esta frase “Alégrate, mi favorita, el Señor está contigo". Qué bonito que
cada uno la hiciéramos nuestra y nos creyéramos que hay más de un motivo para
estar alegres, que somos sus favoritos, que siempre está con nosotros. No
tienen que pasar cosas extraordinarias para saber que está o para estar alegres
pero hoy sí que pasó algo increíble.
Por la tarde me llamó
mi sobrina contándome algo que le había sucedido y terminaba yo recordándole:
que el Señor es grande, que para Él lo que nos parece imposible puede ser
posible, que tiene muchas razones por las que agradecer y sentirse dichosa, y
por supuesto que ha sido elegida y es su favorita.
Os voy a compartir lo que vivió: Lucía estaba reunida con su grupo de scouts en la Iglesia. En estos días la luz de Belén va por las parroquias, por los domicilios... y esta
tarde les dijeron que tenían que llevarla a una residencia de ancianos. Cuando
se dio cuenta que la luz de Belén iba para la residencia donde se encuentra mi
abuela, rápidamente se ofreció. Fueron un grupito de jóvenes. En su corazón el
deseo de ver a su bisabuela pero también la duda de si sería posible, porque
las residencias están cerradas a cal y canto por la pandemia de COVID y no se
permite la entrada a familiares. Al llegar les dijeron que solo dos podían
entrar. Le cedieron la oportunidad a Lucía para ver si se le concedía ver a su
“bisa” aunque fuera de lejos. Según entró, cuenta ella, que fue al mostrador y
solo dijo: “¿Gabriela?”. Era la hora de cenar y ya estaban los abuelos en la
fila para entrar al comedor. La “bisa” estaba en su silla de ruedas y la
primera. La muchacha que atendió a Lucía giró a la “bisa” y les
dijo a las del comedor que esperasen unos minutos. Cuando la “bisa” vio a mi
sobrina dijo: “Lucía”. Lucía no paraba de llorar contándomelo pero dice que así
fue en los pocos minutos que pudo estar con ella. Las dos lloraron por la
alegría del reencuentro. Mi abuela preguntó por todos nosotros. Se tomaron una
foto. Y al despedirse hasta le felicitó la Navidad a Lucía. Mi sobrina no daba
crédito a lo que había sucedido. Ya no quiere regalos, para ella éste ha sido
el mejor regalo que podía haber soñado. Ningún regalo puede superar el haber
tenido la oportunidad de estar con mi abuela, algo que no se puede pagar ni con
todo el oro del mundo
Este regalo lo siento
también mío y un poco de todos. También el que me lo haya contado ella en
primera persona, sentir su emoción, y también sus lágrimas, y su alegría, y su
asombro… Gracias Lucía. “Para Dios nada hay imposible”… definitivamente. Todo
se dio con suavidad, todo como en bandeja, para que pudieran encontrarse, para
que pudieran estar, para que el amor pudiera ser.
El Señor me había dicho por la mañana que estuviera alegre… no me esperaba un regalazo así. Infinitamente
agradecida por tanto amor y por lo que ha supuesto esto para Lucía y mi abuela.
“El Señor ha estado grande y estamos alegres”. La luz que hace dos mil años condujo a los pastores hasta Jesús, esta vez llevó a una biznieta hasta su bisabuela. ¿Qué puedo decir? Tan solo: "GRACIAS".
Wowwww me imagino cuánta emoción, sentimientos encontrados, tanta ternura. El mejor regalo!!!
ResponderEliminarVerdaderamente que el Señor ha estado grande con ellas.Le doy gracias por ello.Marilines
ResponderEliminarGracias Gloria y graacias a Lucía por compartir, lo leí despacio y es hermoso, Dios siempre está en todo momento. 🙌
ResponderEliminar¡Que regalo! Cuantos desean volver a estar con aquella persona que aman o que amaron pero ya no es posible. Gracias a Dios por permitir esa gran oportunidad a tu sobrina y abuela la cual llenó de alegría a tu familia y a traspasado fronteras y a llegado hasta nosotros gracias a ti Gloria. Gracias a Dios por que siempre florece el Amor.
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