Jesús se encuentra con los discípulos y les dice: “Paz a
vosotros”. Jesús nos da su paz, nos bendice con su paz… una paz que solo puede
venir de Él.
¿Por qué te angustias? ¿Por qué te preocupas? ¿Por qué te
inquietas? ¿Por qué tienes miedo? ¿Por qué surgen dudas en tu corazón?. Él es
la paz. Sus propuestas y sus invitaciones, aunque supongan renuncias,
incomprensiones o incluso persecuciones, siempre dejan una paz de fondo.
Y cuando no nos lo terminemos de creer, cuando sospechemos de si realmente esa paz proviene de Él, siempre podremos confirmarlo allá donde los discípulos le encontraron:
- En las heridas de las manos y pies. En el dolor y sufrimiento del ser humano
- En las comidas compartidas. Eucaristía
- En la Escritura. Palabra, oración
Lo que llena nuestro corazón de paz profunda, alegría verdadera,
aumento de fe y esperanza, consuelo… solo puede ser del Señor
Lo que invita a crecer en las virtudes, a ser Evangelio vivo… solo
puede ser del Señor
Quien es el Camino no nos garantiza la ausencia de tentaciones,
pruebas, dificultades, obstáculos… pero sí su Presencia, sí la paz y alegría
profundas
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