“Lo más
importante para mí en el día es la celebración de la Eucaristía, es más, hay
días que es lo único importante” – esto me compartía un sacerdote esta
mañana. Y de ahí me comenzó a hablar de todo lo que entraña la Eucaristía y el
desconocimiento que hay sobre ella.
Este hombre ya encontró el tesoro y lo demás no tiene valor para él, si no es vivido desde lo que él celebra cada día. ¡Qué dicha!. ¡Qué bendición!
Mientras muchos ni la consideran como
parte de sus vidas, hay quien la vive como una obligación, o compromiso, o
cumplimiento, o medio para alcanzar… Los menos llegan a descubrir que ahí se
encuentra lo necesario para seguir caminando, enfrentando las dificultades y contrariedades
del día a día… que ahí se encuentra el agua que verdaderamente calma la sed.
Hay quien critica a los que van a misa
porque les conocen sus defectos. En realidad no necesitan de médico los sanos
sino los enfermos. Seguramente muchos de los que vamos nos sabemos pecadores y acudimos
sin otra pretensión que compartir un rato con el Señor.
Como este sacerdote con el que dialogaba,
tampoco entiendo mi vida sin la eucaristía diaria. No sé por qué derroteros
anduviera sin ese alimento constante. Por supuesto que caigo. Claro que me he
desviado más de una vez y si no es por la gracia de Dios que me rescató… ¡A
saber en qué o dónde estaría ahora!. Con todo, me quedo corta dando gracias por
todo lo que el Señor me da y hace en mí.
Qué pesar y qué dolor que haya quien no
valore tan gran regalo, quien desconoce todo lo que se esconde un una
eucaristía, quien se queda solo en la belleza o simplicidad del templo, en si
es amena la homilía o un “peñazo”, en si dura mucho o poco la celebración, en
los “modelitos” de los otros o en sacar faltas a los que sirven.
Estamos un poco “desnortados”, la
brújula nos está fallando y señalando otros tesoros inconsistentes y
perecederos. Pidamos al Señor la gracia de encontrarle porque sólo desde Él
puede tener sentido nuestra vida.
Este año en mi catequesis de padres de tercero voy a emplear varios días para dar a conocerles la maravilla de la misa. Tienen que estar formados.
ResponderEliminarQuiero que la formación de catequesis encienda también los corazones
EliminarA través de la formación y mi experiencia quiero darles luz
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