Sólo somos la lámpara. Una lámpara
creada para dar luz, de lo contrario no pasaremos de ser un bonito adorno.
El Señor tiene pensado un lugar para
cada una de sus lámparas y nos lo señala por medio de las circunstancias o los
deseos más profundos que pone en nuestro corazón. Y todo porque quiere que su
Luz sea e ilumine a otros.
Debemos recordar que tan sólo somos
lámpara y no atribuirnos el más mínimo destello de esa luz que se irradia por
medio de ella. Que los demás puedan ver la Luz, que puedan conocerle.
Y es que a pesar del pesimismo que
muchas veces se respira en el ambiente, y hasta a alguno “pasado de rosca”
prediciendo el fin del mundo,…
Mientras haya lámparas habrá luz
Mientras haya luz habrá esperanza
Y sí… como todo lo material, también las
lámparas son perecederas, tienen sus días contados y dejan de cumplir su
función y por lo tanto de existir pero otras nuevas surgirán y seguirán siendo
canales de esa Luz.
Nada ni nadie puede apagar la Luz porque
somos demasiados millones de personas poblando la tierra. Siempre habrá algún
alma que recuerde agradecida de dónde viene y a dónde va, y desee ser
instrumento para que la Luz se siga abriendo paso en medio de la oscuridad y de
las realidades de muerte.
Tú nos das la luz, que sea todo como tú quieres Jesús. Llevarte donde quieres y si lo quieres.
ResponderEliminarGracias Gloria muy linda reflexión.Bendiciones un fuerte abrazo.
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