sábado, 4 de noviembre de 2023
“¿AMARGURAS O DULCES SABROSOS?”
De los piropos, de las alabanzas, de los aplausos, del éxito… líbranos
Señor. ¿Quién no se ha sonreído alguna vez ante un comentario agradable, o ha
contado a otros lo que le han dicho o le ha pasado, o…? Líbranos Señor porque
en lugar de acercarnos a Ti lo único que consiguen es que nos crezcamos, nos
vanagloriemos.
En psicología se dice que es necesario el refuerzo positivo pues permite
que la autoestima se fortalezca pero si eso nos lleva a mirar a los demás desde
arriba, a creernos más o mejores que los otros, a juzgar al prójimo ¿Cuál es el
beneficio?. ¿Cuál la ganancia?.
Por el contrario… ¿Cómo nos sentimos cuando escuchamos una crítica hacia
nosotros, cuando nos ponen la zancadilla, cuando nos llaman la atención por
hacer algo mal?. Quizás sea doloroso porque el ego se siente herido pero es la
mejor manera de poner a ese ego en su sitio, que reconozca su fragilidad,
pequeñez, impotencia…
Benditas las amarguras que nos regalan los otros, porque nos recuerdan lo
poquita cosa que somos, a quién pertenecemos, hacia dónde mirar, cuál es el
camino. Y que nos priven de esos dulces sabrosos que no son sino trampas,
obstáculos, piedras de tropiezo… que nos enredan y atan a nuestra vanidad
impidiéndonos dar el salto a lo trascendente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Aceptarlo todo con una sonrisa como Jesús el domingo de ramos aceptando alabanzas de muchos que no le acompañaron.
ResponderEliminarDe acuerdo con la reflexión, y cuando, nos digan que hemos hecho algo bueno, no quedarnos con ello sino más bien dar la gloria a Dios.
ResponderEliminar