lunes, 14 de abril de 2025

“Y TÚ ¿QUIÉN ERES?”

 

Vamos a situarnos en la escena: “Domingo de Ramos, entrada de Jesús en Jerusalén aclamado y vitoreado con cantos, alabanzas y palmas”.

¿Con quién te identificas?: “Jesús, el burro, el pueblo, el sol, las palmas…”.

Ayer por la tarde di más de una vuelta a esto. Pensaba que no me sentía digna ni de sentirme burrito porque eso supone cargar con Jesús… y ni de cerca. En todo caso quizás con una pulga del burrito pero tampoco… falsa humildad creerlo así. Nadie repara en las pulgas porque cuesta verlas y además son muy fastidiosas. Seguí contemplando la escena y me dije: “A lo mejor soy una mosca que revolotea en torno a Jesús y el burrito...” pero tampoco, también son molestas y no tienen ningún atractivo.

Esta mañana mientras caminaba a encontrarme con el Señor en la eucaristía volví a darle vueltas a la historia. Retrocedí la secuencia e imaginé a Jesús camino a Jerusalén, avanzando despacio y en silencio. Y en medio de todo contemplando todo lo que le rodeaba, todo lo que Dios había creado. A él que le llamaba la atención las aves del cielo, los lirios del campo, las higueras, la vid y los sarmientos, las ovejas… no le pasaron ese día desapercibidas las flores silvestres que crecían al lado del camino. Y se detuvo para cortar una de ellas y colocársela en su túnica

Al entrar en Jerusalén la gente se fijó en él, y en el burrito sobre el que iba montado, e incluso en la florecilla que adornaba su ropa. Esa flor, contemplada y admirada, sabía que tenía sus días contados. Tras ser arrancada de su tierra fue perdiendo lentamente su brillo, esplendor y vida. Y cuando a Jesús le despojaron de sus vestiduras, con ellas se fue su flor.

La flor dejó de ser vista y admirada por la gente pero nunca dejó de ser querida y amada por su Señor porque fue la que Él escogió para colocarla cerca de su corazón, y eso la hizo diferente.

Salí de la eucaristía feliz porque había encontrado quién era en esa historia y lo compartí con la primera persona que me encontré, una religiosa a la que quiero mucho y hacía ya unas semanas que no veía. Me escuchaba bien atenta mientras se reía de mis ocurrencias. Y terminó diciéndome: “Yo soy la alfombra sobre la que pasaba el burrito”. Así que te pongo tarea: “Y tú ¿quién eres?”


viernes, 4 de abril de 2025

“ABRAZAR NUESTRA DEBILIDAD”

 

Hace unos meses llegó una amiga a comprar unos libros, me habló del mucho trabajo que tenía, de lo cansada que estaba y… dos días después me llamó para contarme que se cayó y se lesionó una pierna. Con motivo del accidente se ha sometido a varias operaciones y ya son más de cuatro meses los que lleva de baja.

Hoy pasó por la librería, también otra amiga que ha tenido que ingresar a su padre en una residencia porque ya está muy dependiente y no podían tenerlo más tiempo en casa. Cada día escuchamos casos de personas que viven muy de cerca la limitación, lo frágil de la condición humana.

Una enfermedad, una rotura que nos limita el movimiento, la edad, el deterioro o la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, un desastre natural, una pandemia… son algunos ejemplos de lo que nos puede poner en contacto estrecho con nuestra realidad.

Tarde o temprano a todos nos toca vivir algún acontecimiento que nos hace sentir vulnerables, dependientes, frágiles, necesitados. Junto a ello es inevitable que aparezca también la impotencia, la frustración, el enojo, la tristeza. Caemos entonces en la cuenta de que nada somos, nada podemos, nada controlamos. Todo lo que creíamos ser y hacer se desvanece.

¡Qué triste cuando nos quedamos mirando el hecho o lo que nos provoca lo que está aconteciendo!. ¡Qué sufrimiento cuando tratamos de luchar contra “eso” sin lograr resultado alguno!. ¡Qué error querer huir en vez de mirar cara a cara con valor aquello que nos asusta!. Lamentarnos, culpabilizar a otros o a Dios, enojarnos con el mundo, resignarnos o llorar nuestras penas, no nos llevará a nada.

El problema es ver nuestra fragilidad o vulnerabilidad como un fin y no como un medio, es anclarnos en ella y no trascenderla. Ese Dios se abaja desde el principio y nos lo demuestra encarnándose en un bebé para recordarnos que está en lo más pequeño y débil de nuestra condición humana, que ahí nos espera para mostrarnos su amor, para abrazarnos, tal como somos, tal como estamos. En esas condiciones o circunstancias podemos descansar en El, en su amor, y también darle gloria.

Cada uno elige cómo vivir lo que le pasa  porque no es tanto el hecho en sí sino la actitud que tomamos ante eso que nos sucede. Pero eso sí, si crees en el Dios de Jesús, sal de tu enredo y mira más allá de lo que tus ojos ven, acoge su amor y déjate abrazar por Él. Todo un Dios se abaja hasta ti para recordarte que ahí, en esa realidad que te toca vivir en este momento, también está contigo.

domingo, 23 de marzo de 2025

“SIEMPRE NOS GANA EN GENEROSIDAD”



El otro día, en la librería, un sacerdote comenzó a toser. Saqué del bolso un caramelo de menta, me acerqué a él y se lo di. Se sonrió, lo agarró, y mientras metía su mano en el bolsillo del pantalón me decía: “Que yo también tengo, te cambio”. Me reí y le dije: “Qué gracioso, como si fuesen cromos”. Abrió la mano y… me regaló dos caramelos. Ahí ya me eché la carcajada y me salió un…“Uy qué bien, si encima he salido ganando”.

A mediodía bajaba para casa recordando la simpática anécdota a la vez que pensaba: “Así es Dios. Siempre nos gana en generosidad”. Y es que Él siempre es más, siempre da más, siempre ama más.

A veces nos preocupamos demasiado por los números, por los resultados, por los frutos. Perdemos el norte por descuidar lo esencial. Lo importante no es tanto la cantidad sino la calidad de lo que hacemos, no es tanto el qué sino la intención y la disposición del corazón. Y que no falte la espontaneidad, la naturalidad, la sencillez, porque es en esas cosas pequeñas en las que se puede reconocer y descubrir la presencia de Dios y el gran amor que nos tiene.


jueves, 20 de marzo de 2025

“NO ES SUFICIENTE”

 

Hay quien vive con dolor y culpa el no poder hacer más por el Señor. Unos por salud, otros porque no tienen dones, otros porque no tienen tiempo suficiente, otros…

¿Acaso el hacer es lo importante?. Para amar y servir al Señor no es tan importante la salud, las cualidades, el tiempo… Se puede amar y servir en cualquier lugar, momento y circunstancia. Lo importante no es tanto el qué sino la disposición del corazón en todo aquello que nos toca.

Respondiendo a un Dios exigente nos forzamos a hacer más de lo que podemos según nuestra realidad. Otras veces el compararnos con otros, a los que creemos más perfectos, nos puede frustrar y angustiar. Todo ello no son sino sutiles tentaciones del mal para que nos enredemos y pongamos nuestra mirada en nuestras miserias, esquemas e ideas erróneas de la perfección, perdiendo de vista el amor que Dios nos tiene.

Dar gloria a Dios con nuestra vida está al alcance de todos, no es tarea de unos cuantos elegidos o privilegiados.


Independientemente de la edad, de si estás en activo o eres una persona enferma o dependiente, de si acumulas una gran fortuna o vives al día, de si estás en la cárcel o fuera de ella, de si eres consagrado o laico. Todos podemos dar gloria a Dios con nuestra forma de ser, de relacionarnos, de hablar, de actuar… En cualquier lugar y circunstancia. Recuerda que lo importante en todo esto es la disposición del corazón y no tanto lo que hagas.

sábado, 15 de marzo de 2025

“CADA UNO A SU RITMO”

 

Cada uno tiene su ritmo pero a veces no somos respetuosos, o queremos que todos vayan a la par nuestra, o creemos que lo que hacemos es lo mejor y bueno también para otros.

En aras de ayudar a otros podemos hacerles daño. Unas veces aceleramos procesos y llegamos a agobiar a los otros consiguiendo el efecto contrario al que deseábamos. Otras veces nuestras invitaciones, por santas que parezcan, pueden desviarles de su propio itinerario.

No se trata de no proponer. En nosotros está ofrecer lo que para nosotros es bueno pero siempre respetando el momento, la realidad, el ritmo de la otra persona. No forzar, no insistir, los otros no son sordos.

Por otro lado, si eres de los que te sientes irrespetado en tus decisiones o no te sientes comprendido en tus opciones, ten paz en tu corazón. Recuerda que a quien tienes que responder es al Señor, independientemente de lo que los otros piensen, sientan. Sé fuerte y mantente fiel a la voluntad de Dios.

A veces por no quedar mal, por el qué dirán… nos dejamos llevar por invitaciones de otros y pasamos la vida como marionetas en manos de los demás. No podemos ser esclavos de los otros. Hemos sido creados para ser libres y la libertad solo es posible respondiendo a Aquel que nos creó.

sábado, 8 de marzo de 2025

“SUBÍ A VALVANERA A DEJARLO TODO”

 

El otro día se nos invitó en la adoración a dejar, entregar, al Señor nuestro “todo”. Mientras pasaba el Santísimo cerca nuestro íbamos ofreciéndole todo aquello que no nos deja ser, que nos bloquea, que nos oprime, que nos angustia… hasta el punto de que ese día, según dijo el sacerdote, la custodia pesó como nunca. Se nos sugirió también que fuésemos a presentar todo eso en el sacramento de la reconciliación como ofrenda y para cerrar lo que había sido, de alguna manera, simbólico.

Tenía programado subir hoy al monasterio de Valvanera así que pensé que sería un buen lugar para tener la oportunidad de terminar lo que comencé el miércoles en la adoración.



Subiendo en el coche, le comenté al amigo con el que subí que quería confesarme y le pregunté con quién podía hacerlo. Me dio el nombre de uno. Al llegar, y en la mera puerta, se encontró con el sacerdote que le acompaña y se quedó con él. Entré en el monasterio, allá no había nadie así que estuve un ratito en oración y me levanté a buscar un sacerdote. Me encontré un cartel que indicaba que había que tocar un timbre y esperar y dije: “Señor, elige por mí al sacerdote”. Al momento llegó y entró en el confesionario.                                            

Siempre llevo mi lista escrita para no dejarme ni una coma. Todo bien, todo tranquilo. Al terminar de hablar me dijo: “Todo te lleva al abandono en Dios”. Ya me dio en mi punto débil, solo de Santa Teresita me acordé. Esta niña se me hace presente hasta en el confesionario. ¡Qué pasada!. No quedó ahí la cosa, siguió hablando y hablando el sacerdote y en un momento, por si no me había enterado, menciona a mi querida Teresita. ¡Con la de santos y santas que tiene el santoral…!. Y ahí sí que ya iba lágrima tras lágrima sin poderlas detener y mucho menos reprimir.

Al terminar la confesión me fui hacia el altar y para mi sorpresa me encontré con un amigo. Él más sorprendido que yo porque para nada esperaba verme ahí. Tras el abrazo me preguntó si estaba acatarrada. “¡Qué va, que me acabo de confesar y me he hartado de llorar!”. Como sabe de mi relación y cariño por Teresita le invité a salir fuera para contarle pero me dijo que estaba lloviendo así que nos dimos unas cuantas vueltas al claustro. Le compartí mi experiencia en la confesión y terminó diciendo: “Es que tú Gloria, eres una romántica”. Ja, ja, ja… Estuvo bien el comentario para echarme la carcajada. Creo que ni él mismo sabía por dónde salir o como explicar lo que quería decir con tal juicio. Terminó confesando que cuando me ve en oración ve que pongo todo el corazón a lo que le dije, otra vez entre lágrimas: “Pero yo quiero poner el corazón en todo”.

Esta mañana la Eucaristía fue más que nunca de acción de gracias y es que el Señor no deja de sorprendernos, donde menos lo esperamos, cuando menos pensamos.

No sé inventar historias, solo escribo de lo que vivo, de lo que pasa en mi interior, de lo que el Señor hace en mí y por mí. Sé que es arriesgado, que a veces puede llegar a malinterpretarse, ser criticado, resultar ridículo o hasta romántico, pero no me importa.

Cuando hablamos sin máscaras, sin tratar de dar una imagen… Cuando hablamos desde lo profundo, desde el corazón… Todos somos iguales, conectamos, desde ahí podemos crecer y ayudarnos. Así que si a alguien le sirve… Bendito sea Dios.

La experiencia de Dios está al alcance de todos, cualquiera puede percibir Su Presencia en su vida, encontrarle en cualquier lugar, momento y circunstancia… solo hace falta abrir los ojos, los oídos y, lo más importante, el corazón.

martes, 4 de marzo de 2025

“¡CÓMO HA JUGADO EL SEÑOR CONTIGO!”

 

Este escrito es el número “1000”. Es curioso porque justo en éste he tenido que echar la mirada para atrás. ¿Casualidad?. No recuerdo haber creído alguna vez en las casualidades.

El otro día, compartiendo con un sacerdote al que conozco hace muchos años, me dijo: “¿Te das cuenta Gloria como ha jugado el Señor contigo?”. Se me aguaron los ojos, sólo de Santa Teresita me acordé, de su sentirse pelotita en las manos del Niño Jesús.

Ya han pasado más de dos semanas y sigue resonando en mí, y me hace sonreír la expresión. Reviso mi historia y me veo de acá para allá y de allá para acá. Unas veces más cerca y otras más lejos, unas veces sola y otras más acompañada, unas veces en sus manos y otras metida en un hoyo, unas veces arrinconada en una esquina y otras siendo rescatada… pero en todo ello, su mirada no se ha apartado ni un solo momento de mí, no ha dejado de preocuparse y de desear lo mejor para mí, y si ha permitido ciertas situaciones, que he podido vivir como negativas, no ha sido para otra cosa que crecer en el amor, caer en la cuenta de qué es lo importante y enderezar el camino que me conduce a Él. Y todo… por pura gracia.

Enlazo todo esto con algo que me sucedió el otro día en la mañana. Imagina que sales de casa y a la primera persona que te encuentras te abraza y te dice que te quiere, que respeta las decisiones que tomes y aun así te asegura que vas a permanecer siempre en su corazón. Te vuelve a abrazar y en lo que te alejas te repite: “Te quiero”. ¡Como para no ir sonriendo un buen rato…!. Y en ese caminar por las calles, iluminadas todavía por la luz de las farolas, le decía al Señor: “¡Qué bonito!. Esto es lo que me dices todos los días, solo que ahora ha sido en directo”.

¡Cómo ha jugado el Señor conmigo!. Que siga jugando y que siga inspirando para seguir escribiendo o abrir caminos o… lo que sea. Sé que estoy en su corazón y que me quiere y me lo recuerda de mil maneras. Y todo… por pura gracia.

jueves, 27 de febrero de 2025

“BUSQUEMOS LA EXCELENCIA”

 

En las cosas del mundo hay quien busca lo más y quien se conforma con poco o con lo justo. Hay quien se arriesga y pone todo de su parte por conseguir sus objetivos y quien se esfuerza lo mínimo o lo suficiente. La excelencia se traduce en ser más que, tener, llegar a ocupar puestos reconocidos, brillar, ser aplaudido… Lo triste es cuando se nos olvida que no somos dueños sino simples administradores de eso que hemos recibido o conseguido. ¡Qué dicha luchar por la excelencia cuando se tiene en cuenta el bien común!, desgraciadamente no siempre es así.

El otro día en la adoración se nos cuestionaba sobre buscar la excelencia en nuestra vida cristiana pero… ¿Qué es lograr la excelencia en la vida cristiana?. A veces lo confundimos con hacer muchas cosas, tener muchos compromisos, ocupar puestos de responsabilidad, cumplir con los ritos o rezos, estar mucho tiempo metido en la iglesia, quedar bien ante el superior, el obispo, el párroco, el coordinador del grupo… Nos quedamos en los medios olvidando el fin. Y esto pasa cuando nos buscamos a nosotros mismos… Así no llegamos ni al aprobado.


Para mí la excelencia en la vida cristiana no es otra que hacer la voluntad de Dios allá donde te encuentres: En la casa, en el trabajo, en la calle, en el supermercado… La excelencia en la vida cristiana supone tener en cuenta la voluntad de Dios a la hora de tomar decisiones, de comprometerte en algo, de servir, de relacionarnos con los otros… La excelencia en la vida cristiana tiene que ver con el amor.

Buscar la excelencia no es decir a todo que “Sí”, o a lo que los otros quieren o esperan de ti, sino responder a lo que Él quiere de ti en todo momento y con independencia de las consecuencias.

Quien persigue la excelencia en la vida cristiana es libre frente al qué dirán porque solo busca agradar y responder a Dios. Unas veces le aplaudirán y otras le criticarán, unas veces le tendrán en cuenta y otras prescindirán de él, pero no le afecta porque sabe para quién trabaja y a quién sirve.

Si eso que haces te provoca tensión, nerviosismo, preocupación, enojo… ¡Detente!. Cuestiónate a quién respondes ¿a ti, a una persona, a un grupo de personas…?. ¿No será que quieres dar una imagen buscando en los otros reconocimiento, afecto…?.

Y si te das cuenta de que no te mueves bajo la mirada de Él sino de los otros o de ti mismo… ¡Rectifica!. Deja “eso” (porque a lo mejor no es lo que te toca o no es el momento) o cambia de actitud.

Lograr la excelencia en la vida cristiana solo es posible respondiéndole a Él y dando el “100”, cada uno según sus capacidades, dones...

Perseguir la excelencia en la vida cristiana es desear en todo momento lo que Él quiere y realizarlo.

jueves, 20 de febrero de 2025

“YO TAMPOCO PUEDO CON TODO”

 

Así se titula un libro que tenemos en ARS, como la vida misma porque… ¿quién puede con todo?.

Santa Teresa insistía en la importancia del autoconocimiento. Es importante reconocer las capacidades pero también las limitaciones, ofrecernos allá donde podemos aportar y evitar las situaciones en las que reconocemos nuestra insuficiencia. No basta la buena intención.

Hay personas que por lo que están viviendo necesitan una atención profesional que excede a nuestros conocimientos o buen hacer.

Hay otras que se hunden y requieren de personas que sepan nadar en esas aguas pues de lo contrario podemos acabar ahogándonos con ellas.

No se trata de desentenderse de los otros sino de ser conscientes de hasta dónde podemos contribuir al bienestar de los otros, y ser consecuentes con ello.

No es comodidad, no es dejadez, es reconocer la propia limitación, es ser honesto con uno mismo y con los demás. Es preferible y más prudente apartarse a causar daño a los otros o a uno mismo. Y aquí no cabe la culpa. Cuando no se puede, no se puede. Dejémonos de “buenismos” o de creernos “superpoderosos”, y seamos humildes.

Creo conocer mis carencias, mis limitaciones… Conozco mi historia… Esto hace que a veces vaya pisando el freno, otras soltando lo que me impide avanzar, otras apartándome de situaciones o personas… Lo importante es ser fiel a quien tanto me ama porque es a Él a quien me debo. El camino es largo y hay que seguir avanzando. Si me entretengo en lo que no me toca o en aquello que excede mis capacidades puedo estancarme o retroceder.

Si no puedo, no puedo. No soy responsable de solucionar todos los problemas de los que me rodean. Llego hasta donde llego y soy consciente de ello. Aquello que escapa a mi control sólo me queda entregárselo a Dios.

jueves, 13 de febrero de 2025

“Y TÚ, ¿DE QUIÉN ERES?”

 

Ayer por la tarde subía para el trabajo y me crucé con un hombre que pide en la puerta de la iglesia. Le saludé: “Hola, (su nombre)”. Me sorprendió que contestó diciendo: “Yo también soy de Jesús”, pero rápidamente respondí: “Y no lo cambies por nada”.

Y tú, ¿De quién eres?. Hay quien es de un partido político, de un pueblo, de una peña, de un club, de su pareja…

Te cuento una anécdota de hace unos años, unas semanas antes de ser las elecciones. Un señor que arreglaba zapatos un poco más abajo de mi calle, al pasar con su bici me gritó: “¡Viva Libre!”. A esto respondí diciendo: “¡Viva Jesús!”. Giró la cabeza y se sonrió. No esperaba algo así, seguro que pensó: “Con esta muchachita no se puede”.

Nos podemos identificar y sentirnos que pertenecemos a grupos, personas… Todo ello pasa… Lo peor es convertir “eso” en el centro de nuestra vida porque ¿y cuándo ya no esté?

Ayer, ese buen hombre me dijo: “Yo también soy de Jesús”. Todavía resuena en mi interior. Me pregunté: “¿Dónde lo llevo escrito?. Si él no sabe ni cómo me llamo… ¿Cómo sabe que soy de Jesús?”. Y lo mejor de todo es que él, en medio de su realidad y sus circunstancias, también se siente “de Jesús”.

Hay quien es de San José, o de la Santísima Trinidad, o de María, o del Espíritu Santo, o de… Esos sí que son buenos cimientos. Confieso que yo soy de Jesús. Ese hombre lo supo sin conocerme. Quizás fue un guiño del mismo Jesús para confirmarme que soy suya.

Últimamente hemos cantado varios veces en la adoración una canción de Atenas que se titula “Todo lo haces nuevo”. Voy caminando muchos días y me viene la partecita de: “Mi vida es tuya Señor, renuévame con tu amor”. Pero también escucho en mi interior a una religiosa que hace unos meses me dijo: “Te quiere sólo para Él”. Así que…. Lo tengo claro.


Si no te lo has preguntado hasta ahora, éste puede ser un buen momento. Y tú, ¿De quién eres?

domingo, 9 de febrero de 2025

“LO MÁS IMPORTANTE”

 

Hace unos días viajó a su tierra una amiga carmelita salvadoreña. Quizás no volvamos a vernos. Así es la vida de los misioneros, diciendo ¡hola! y ¡adiós! a cada rato. Unos años aquí y otros allá. En medio de todo, siempre recuerdo lo que dice un amigo claretiano: “Que nos quiten lo bailao”. Y es que, lo más difícil es el partida, el dejar a tanta gente querida, la separación, pero siempre se puede dar la vuelta a la tortilla y quedarse uno con lo que ha amado, lo que le han querido, las personas tan hermosas que se han conocido, lo que ha podido aportar, lo que ha aprendido...

El otro día le pregunté a Yuris: “¿Ya tiene todo preparado para volar?”. Yuris es de pocas palabras, no esperaba un sermón. Llevándose la mano al corazón me dijo: “Lo más importante lo tengo aquí, y Él va siempre conmigo”. Me quedé muda. Ante su cara de felicidad solo pude sonreír y hasta se me aguaron un poco los ojos. ¡Tan linda ella!. Totalmente de acuerdo con su respuesta.


Lo más importante no tiene precio, no entra en una maleta, no pesa.

Lo más importante nadie te lo puede quitar, no lo vas a perder, no se arruina.

Lo más importante está en el interior y tiene la capacidad de crecer más y más si se le permite.

Lo más importante…

Cada vez que me regresaba a Honduras, el bueno de Emeterio moviendo su dedo índice, como quien da una lección, me decía: “Recuerda… que no vas sola…”. Y seguido me lo repetía con más autoridad: “Gloria, no vas sola”.

Sigo escuchando en mi interior esas palabras que suenan a música celestial y que me confirman qué es lo realmente importante y quien da sentido a mi vida.

jueves, 6 de febrero de 2025

“SI QUIERES CAMBIAR TU VIDA…”

 

Un sacerdote terminaba el otro día la homilía diciendo: “Si quieres cambiar tu vida, cambia de Dios”.

Ante una invitación así habrá quien piense: “Yo no quiero cambiar mi vida, estoy bien como estoy”, “No necesito cambiar mi vida, soy buena gente, no hago daño a nadie, colaboro en una ONG, tengo mis compromisos en la iglesia”, “Yo soy una persona consagrada, mi vida es incluso más perfecta que las de quienes ni han dado ese paso”, “Son los otros los que tienen que cambiar”…

¿Y eso de cambiar de Dios?. “No, no, el Dios en el que creo es en el que quiero creer, yo no lo cambio por nada”. “Yo estoy en lo correcto”…

La realidad es que viendo lo que vemos, fuera y dentro de la iglesia, podemos reconocer que nuestras vidas no marchan bien, que el amor propio se vuelve el centro y es causa de desencuentros, rivalidades, conflictos. Y todo esto porque tenemos una idea distorsionada de Dios, un Dios que hemos creado a nuestra imagen y semejanza, así como nos conviene y que poco tiene que ver con el amor.

Mientras no demos el paso de arriesgarnos a cambiar de Dios y a conocer más de cerca al Dios de Jesús para enamorarnos más de Él y hacerle amar… ni avanzaremos ni evangelizaremos. Ya podemos hacer muchas obras buenas que de poco o nada servirán porque “Si no tengo amor…” y para eso he tenido que encontrarme con el Amor.

El Dios de Jesús es inabarcable, incomprensible, no se le puede contener por medio de la inteligencia o los conocimientos, siempre es más, siempre nos sorprende… Siempre nos invita a dar un paso más, a abrirnos a su amor, a crecer en el amor, a unirnos más a Él.

Cada situación vivida nos confronta con nuestra verdad, nos ayuda a conocernos y también a Él. Abrirnos a conocerle implica descubrir aspectos hasta ahora desconocidos y eso indudablemente repercute en un cambio de vida.

“Si quieres cambiar tu vida, cambia de Dios”.

Si cambia la idea que tienes de Dios o tu relación con Él, no dudes que cambiará tu vida.

sábado, 1 de febrero de 2025

“NO QUIERE…”

 

No quiere tus dones, tus cualidades, no quiere tu eficacia, ni tu trabajo, ni tu cansancio, no quiere tus ofrendas o sacrificios, no quiere tus compromisos, tus éxitos, las alabanzas que cosechas…

No quiere tus migajas, no quiere un listado de buenas obras realizadas durante el día, no quiere que te presentes ante Él con las manos llenas. Te quiere a ti, quiere tu corazón orientado a Él, centrado en Él, volcado en amarle, en hacerle amar, en amar al prójimo.

Quiere tu vida y tu corazón. Esto unas veces implicará hablar y otras callar, unas pasar al frente y otras quedarse atrás, unas hacer y otras solo estar y ser.

Y es que… lo que importa no es lo que dices o callas, donde te colocas en la vida o en las situaciones que se te presentan, si haces o dejas de hacer… sino la disposición y la intención de tu corazón. Si en eso que tienes delante y se te presenta le amas o te cierras al amor.

“¿De qué te sirve ganar el mundo entero si pierdes tu vida?”. ¿De qué te sirve ser reconocido, aplaudido, seguido…?. ¿De qué te sirven los títulos, los éxitos…?. ¿De qué te sirven todas las buenas obras que haces?. ¿De qué te sirven… si en todo ello te buscas?.

“Tomad Señor y recibid, toda mi libertad, mi memoria… dame tu amor y tu gracia que ésta me basta”. Las manos vacías de Teresita, las manos vacías de Ignacio, las manos vacías con las que nos tenemos que presentar cada jornada ante el Señor cayendo en la cuenta de que todo eso, lo que el mundo nos ofrece y lo que alimenta nuestro ego, es nada comparado con tener a Cristo, y contar con su amor y su gracia.

Quiere tu vida y tu corazón. ¿Es eso lo que le ofreces?.

lunes, 27 de enero de 2025

“TAMBIÉN SE ABAJA HASTA TU MISERIA”

 

A veces se nos presentan situaciones adversas que nos hacen revolvernos en nuestro propio lodo. Tocamos muy de cerca nuestra pobreza, nuestra miseria, nuestra realidad más humana.

Lo lógico es que aparezca la desolación a través de múltiples emociones: Rabia, tristeza, deseo de venganza, odio… Todo eso es normal, y reconocerlo y aceptarlo también debería serlo. Todo eso también es necesario para avanzar, para crecer.

Podemos caer en el victimismo y en la desesperación y enredarnos ahí, o mirar hacia otro lado. Santa Teresita recuerda poner la mirada y el corazón solo en Jesús, porque es lo único importante, es lo único real, es lo único que permanece… Todo lo demás es secundario y termina pasando.

Si estás viviendo una de esas etapas de densa oscuridad, no olvides que todo un Dios se abajó para encarnarse en un Niño (la vulnerabilidad y fragilidad más extrema) y eligió para nacer un lugar muy pobre (seguramente desagradable). Hasta ahí se abaja nuestro Dios, hasta nuestra podredumbre, ahí también podemos encontrarnos con Él. Se abaja hasta lo más miserable y ruin de nuestra humanidad y existencia para dárnoslo todo, para acompañarnos en nuestra desolación y recordarnos que nos sigue queriendo así como estamos.

Sí… podemos también encontrarnos con Él en nuestra miseria, en el fracaso, en las críticas y humillaciones que recibimos, en el rechazo de los más cercanos, en los fallos que cometemos, en los tropezones que damos o en las caídas. Ahí también se hace presente para abrazarnos e invitarnos a enfocar de nuevo nuestra mirada y corazón sólo en Él.

En nuestra pobreza y miseria también está Él. Cualquier circunstancia es idónea para encontrarnos con Él, solo basta orientarnos a Él.

No te resistas a la desolación, no luches contra ella, acéptala, acógela, abrázala y agradécela. Ten la fe y la confianza de que saldrás más fortalecido cuando haya pasado. Y ten paciencia y espera porque se te presenta una oportunidad que te permitirá dar un paso de gigante en el crecimiento espiritual y en el camino hacia la unión con el Padre.

lunes, 6 de enero de 2025

“SE FUERON POR OTRO CAMINO”

 

Los Reyes Magos no regresaron por el mismo camino tras encontrarse con el Niño. ¿Y nosotros?.

En la vida volvemos por el mismo camino cuando nos obstinamos en “hacer lo de siempre” o en replicar lo que un día aprendimos, sin tener en cuenta que las personas, el momento y la realidad, no son los mismos. No nos estancamos porque creemos que “eso” que hicimos o hacemos sea lo mejor sino porque en “eso” nos sentimos cómodos, seguros, controlamos. El camino ya lo hemos andado así que conocemos muy bien los atajos, las piedras, las cuestas… pero nuestro crecimiento se ve paralizado. Quizás no somos conscientes de que en nosotros reina el miedo a lo desconocido, a fracasar, a lo que vayan a decir. Tristemente lo que en realidad hacemos es regresar por el mismo camino para ir a rendir honores a Herodes. Nos olvidamos del Niño.

Los Reyes Magos siguieron adelante después de aquel encuentro con el Niño. No conocían el nuevo camino que se abría en el horizonte, ni las consecuencias de seguir avanzando por él. Continuaron con una fuerza que hasta entonces no habían descubierto. Ese valor, esa esperanza, esa determinación, solo es producto del encuentro con Jesús.

A lo mejor si seguimos empeñados en seguir acomodados haciendo “lo de siempre” o no arriesgamos abriendo nuevos caminos, es porque todavía no ha habido un encuentro verdadero con Él.

Hay que hacer frente a las voces que nos dicen: “Regresa por el mismo camino”, o lo que es lo mismo: “Haz lo de siempre”. Para eso hay que renunciar: “A cosas, a la disposición de nuestro tiempo, a nuestros proyectos, incluso a personas que hasta ahora marchaban a nuestro lado”.

Hay un refrán que dice: “El que no arriesga no gana”. En las cosas del Espíritu hay que arriesgar, avanzar, seguir adelante, abrirse a la novedad, dejarse sorprender, estar atento a nuevas invitaciones, responder con la vida… Tal vez el camino sea incierto y hasta puede que las noches sean muy oscuras pero nos queda la certeza de que no vamos solos.

¿Vas a regresar por el mismo camino o, como los Magos, te vas a decidir por seguir la ruta que te indique el Espíritu de Jesús?.

sábado, 4 de enero de 2025

“AGÁRRATE”


Estuve el otro día en Cascante, un pueblo de Navarra a una hora de Logroño en coche. Allí vivió y creció Vicenta María, fundadora de las Religiosas de María Inmaculada. Si no conoces la historia de esta santa te recomiendo que veas la película “La sirvienta”. Recoger la vida de una santa en una película es complicado pero al menos te ayuda a hacerte una idea de quién fue y qué camino recorrió. De ti depende después el querer profundizar un poco más.

La acogida de las hermanas, Concha y Adoración, insuperable. Tras un café de bienvenida, llegó el momento del tour por cada una de las estancias de la casa con todo tipo de explicaciones.

"Escalera de la casa"

Al ir a subir las escaleras de la casa de Vicenta María, la hermana Adoración, señalando la barandilla me dijo: “Agárrate”. Me sorprendió, quizás porque subo y bajo todos los días las escaleras de casa sin agarrarme.

Al rato, subiendo a otro piso, volvió a repetirme: “Agárrate”. Esta vez me dio risa pero yo bien obediente hice lo que se me pedía. Y por supuesto que hubo una tercera vez. Me pregunté qué es lo que habría detrás de tanta insistencia .

Cuando subo y bajo las escaleras sin agarrarme es como cuando me muevo en la vida apoyada en mi propia fuerza, en mis capacidades, en… El confiar solo en mí, me lleva a tropezar y a veces a caer.

Ahí estaba la hermana Adoración para recordarme que no soy nada, que necesito apoyarme en algo sólido y fuerte para no caer, que mi confianza sólo debe estar puesta en Él porque sin Él… nada soy, nada puedo.

Necesito apoyarme en lo que realmente me da seguridad, en lo que permanece, en lo que me ayuda a avanzar y crecer.

“Agárrate”… Tú también: “Agárrate”. Agárrate de esa Mano de Niño, de esa Mano que quiere acariciarte, de esa Mano que se ofrece para dártelo todo, de esa Mano que te acoge tal y como eres… o si prefieres, de esa Mano atravesada por un clavo… pero “Agárrate de esa Mano”.