Los pastores y los Reyes llegaron hasta Jesús
guiados por una estrella. Y yo, dos mil años después… ¿A qué estrella sigo? ¿Qué
o quien ilumina y guía mis pasos? ¿Qué me mueve a la hora de hacer?
¿Qué medios, qué personas, me llevan y guían al
encuentro con el Señor? ¿Qué o quiénes me desvían e incitan a ir por caminos
distintos?
¿Qué o a quién busco en mi vida? Los pastores y
Reyes fueron al encuentro con un Dios “fuera de lo normal”… un Dios pobre,
frágil…. ¿Realmente voy al encuentro de un Dios así?
Este Dios que se abaja y se encarna en lo más
insignificante, me ofrece una vida plena y dichosa que puedo tener si renuncio
a todo lo que el mundo me ofrece (placer, diversión, seguridad, consumo, poder,
fama…). Para que el Dios de Jesús encarnado en lo sencillo, en lo débil, en lo
pobre… pueda encontrar posada en mí y ser en mí, tengo que vaciarme de todo lo
que me esclaviza
Hagamos un alto en nuestras vidas, preguntémonos a
qué estrella seguimos. Abramos los ojos… el corazón… seamos valientes… ¿Qué
tememos perder cuando lo podemos tener Todo?
Dejémonos guiar por la estrella y así podremos
encontrarnos con Él, darle posada en nuestras vidas, y celebrar cada día “Que
es Navidad”.
Gracias Gloria Dios te puso en mi vida y me has ayudado osea iluminado como una estrella gracias por estar allí gracias de verdad
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