Siempre inspira platicar con la gente mayor porque gozan de
la sabiduría de los años y dan luces para seguir caminando. Quiero hoy
regalarte algo que me compartió el otro día un buen amigo.
Cada uno somos una pieza del rompecabezas. Y digo “del”
porque solo hay un rompecabezas. Cada pieza tiene su lugar y su función.
Desgraciadamente hay veces que no nos conformamos con ser “esa” pieza y
deseamos ser otra, estar en otro lugar… En otras ocasiones son otros los que tratan
de que no desempeñemos nuestra tarea, o nos incitan a ubicarnos en otra
posición, o nos critican, incomodan, no valoran e incluso ponen impedimentos
porque, en el fondo, desearían ser la pieza que somos
Y tú… ¿Qué pieza eres? ¿Cuál es tu lugar en el rompecabezas
que juntos tenemos que armar? Si cada uno se ocupase de “ser” esa pieza que le
ha tocado ser y de hacer lo que tiene que hacer… ¡qué distinto sería todo!
Entonces sí que construiríamos el Reino de Dios.
Desgraciadamente no es así… manipulamos o nos manipulan,
tratamos de que otros no se ubiquen en su lugar o lo intentan con nosotros, nos
vemos como rivales en vez de vernos todos necesarios en este proyecto común
El Padre no quiere que se pierda ni una sola de estas
piezas. Además de preocuparnos por “ser” esa pieza que nos toca ser, deberíamos
ayudar a los otros a “ser” esas piezas que les toca ser. Éste es el deseo del
Padre. Esta es la actitud del Hijo. ¿Cuál es mi misión?
Muy profundo. Jesús ayúdanos a descubrir la misión para la cual nos has creado
ResponderEliminarMuy buena reflexión
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