lunes, 14 de septiembre de 2020

“¿QUÉ HAY EN LO PROFUNDO?”

 

Pedro y sus compañeros pasaron la noche en el mar y no pescaron nada. Buscaron y lo único que encontraron fue silencio, vacío, soledad

Jesús les anima en la mañana a ir mar adentro y, entre sorprendidos y desconfiados, hacen su voluntad. Para sorpresa de ellos, donde parecía que nada había, encuentran lo que buscaban. Y es que cuando nos abandonamos y nos dejamos llevar por su Palabra, todo se nos da.

En lo profundo nos encontramos con nuestra pequeñez pero también con “el tesoro”, con Dios mismo que habita en el interior, con su poder y su Espíritu capaz de hacer posible lo que parece imposible, capaz de hacer brotar agua del corazón más árido, capaz de sanar las heridas más dolorosas, capaz de liberar lo encadenado.

En lo profundo nos encontramos con su Palabra que alienta la confianza y la esperanza, que señala el camino, que reaviva la fe.

En lo profundo conviven el pecado y la gracia, nuestra pequeñez y su grandeza, nuestra pobreza y su riqueza. Reconocer esta verdad nos hace humildes y nos ayuda a mirar con amor y misericordia a los otros, tal y como él nos mira.

Jesús nos invita a remar mar adentro, a bucear en lo profundo. Allá donde parece que nada hubiera, nos vamos a encontrar con TODO




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