Ahora igual que entonces va a buscar obreros para trabajar en su
propiedad, en su tierra. No quiere que nadie quede excluido y una y otra vez
sale al encuentro en medio del ruido, del afán de cada día, del tiempo de
descanso o de ocio, a través de una persona, de una imagen, de una palabra, de
un recuerdo…, por medio de un acontecimiento gozoso o doloroso, en la soledad o
al estar rodeados de gente…
Nos quiere a todos con Él y no se cansa de buscarnos. A cada
persona nos tiene asignado un pedazo de su tierra para trabajarlo: sembrar,
cuidar, regar. Y nos invita a mantener fijos los ojos en Él para no caer en la
tentación:
- de andarnos comparando al ver la cosecha de los otros o el
tamaño de la parcela
- de quejarnos por no ver frutos, o por la aridez de la tierra,
o por las dificultades que encontramos al trabajar
- de esperar reconocimientos o premios
Que no apartemos la mirada de Él para saber agradecer el
habernos llamado a trabajar en su compañía, para saber valorar el pedazo de
tierra que nos ha correspondido. Y que hagamos todo lo que esté en nuestras manos,
todo lo posible, porque lo demás depende solo de Él.
Maravilloso mensaje!!!
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