sábado, 31 de octubre de 2020

“JESÚS, UN HOMBRE LIBRE”

 

Jesús fue libre frente a todo y a todos y se confirma en lo que decía, en lo que callaba, en lo que hacía, en su manera de relacionarse…

Un día un fariseo le invitó a comer a su casa y Él entró y se sentó a la mesa. Sabía lo que criticaban, que no estaban de acuerdo con lo que decía, con sus actitudes… Sabía que otros iban a murmurar por aceptar la invitación… Sabía que podía haber segundas intenciones

Para Jesús la persona está por encima de lo que haga, de lo que piense, de sus intenciones por muy mal intencionadas que sean, de sus actos…



Sólo busca:

  • Que todos descubramos nuestra verdadera identidad de hijos amados de Dios y vivamos desde ella.
  • Que reconozcamos nuestro potencial y lo pongamos al servicio del prójimo
  • Que todos seamos libres, que nos miremos y tratemos como hermanos, que valoremos lo que nos une y no nos distanciemos y dañemos fijándonos en lo que nos diferencia

Lo que a Jesús le mueve es el amor a Dios y el amor al prójimo al que ve: esclavo de sus pasiones, perdido entre tantas seducciones, herido y roto por tanto sufrimiento pasado y presente.

Por eso hoy se sigue acercando con delicadeza y respeto. No irrumpe de forma violenta sino que espera a que le invitemos a comer en casa. Sólo Él puede sanar y liberar nuestro corazón. Sólo necesitamos abrir la puerta y dejarle entrar

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