Qué fácil creerlo cuando todo va sobre ruedas y parece que la
vida nos sonríe pero qué complicado cuando llega la adversidad, la prueba…
Pienso en Jesús en el monte de los Olivos, pienso en tanta gente que está
viviendo situaciones límite, pienso en esta pandemia y el dolor que está
causando, pienso en quienes son abusados o violados a temprana edad, pienso en
quienes son abandonados, en los que pasan hambre, en las mujeres maltratadas,
en quienes no tienen trabajo, en los enfermos, en quienes no encuentran una
razón por la que seguir viviendo…
“Todo es para bien de los que aman a Dios”. Nuestro
entendimiento no es capaz de comprenderlo en muchas ocasiones. Queriendo ver el
bien solo vemos lo negativo.
“Todo es para bien de los que aman a Dios”. Se necesita un
excedente de fe, una confianza absoluta y una disposición a abandonarse al
Padre con la certeza de que sabe lo que hace y siempre quiere lo mejor para
todos.
Aunque no veamos, aunque no entendamos, aunque todo parezca
volverse en contra nuestra, aunque no encontremos salida a nuestros problemas,
aunque dudemos y no sintamos su Presencia, aunque… ¿qué nos queda si no
abandonarnos en Él y confiar?. Dejemos que haga su obra en nosotros para mayor
gloria suya aunque no corresponda con nuestra voluntad. Sabe lo que hace y lo
que nos conviene
Abandonarse y confiar. Que contemplar la cruz sea nuestro
consuelo, aumente nuestra fortaleza y mantenga viva nuestra esperanza porque…
“Todo es para bien de los que amamos a Dios”.
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