Me compartía ayer una joven el descubrimiento que había sido
para ella el caer en la cuenta de que “nada nos pertenece ni siquiera la vida”.
Y es cierto, nada nos pertenece: Ni las cosas, ni las personas, ni el tiempo,
ni los proyectos, ni los cargos o compromisos, ni el cuerpo en el que
habitamos… Todo es don, regalo, pero caemos en la tentación cuando buscamos el
propio beneficio o provecho. Es pues una invitación a cuidar y respetar lo que
se nos regala, a administrarlo y utilizarlo para el bien común y no en función
de nuestros intereses o caprichos.
Vivir desprendidos, sin apegos, para poder ser libres
Estar disponibles para soltar, dejar ir, cuando sea el
momento, con la paz de quien se siente pobre y reconoce que todo es don y nada
le pertenece.
Cuantas más cosas tengas en tu haber y más dueño te creas de
todo ello, más esclavo serás. No eres propietario ni de tu vida por eso no todo
se vale y no te puedes permitir el lujo de hacer algo que ponga en peligro la
integridad de otros o la tuya propia.
Somos administradores a los que se les confía una vida, una
misión, unos medios, un tiempo… que solo dará fruto en la medida que se oriente
a los otros. Todo son medios. Nos perdemos y enredamos en el momento que los
convertimos en fines y nos aferramos a ellos.
Si crees ser dueño o propietario de algo, eres esclavo de
eso.
Si te cuesta desprenderte o dejar ir algo, eres esclavo de
eso.
Solo los pobres de espíritu:
- Saben que nada les pertenece y así viven su relación con todo y todos
- Pueden ser felices porque en su no tener lo poseen TODO
Volar y ser feliz con la mirada y la experiencia puesta en Él ☝🏻😍🥰🎈🌈💕🙏
ResponderEliminarEs una realidad. Cada día necesitamos meditar de nuestra vida y de lo que Dios quiere de nosotros.
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