martes, 23 de mayo de 2023

“AHHHHHH…”

 

¡Cuántas veces nos hemos encontrado en esa encrucijada de caminos sin saber qué rumbo tomar!. ¡Cuántas veces hemos pospuesto una decisión por miedo a…!.


Escuchaba el otro día a un carmelita, comentando algo del libro “Subida al Monte Carmelo” de San Juan de la Cruz, lo siguiente: “En el Antiguo Testamento necesitaban luces, revelaciones… Nosotros ya lo tenemos todo con Jesús. Su vida, sus palabras, sus gestos… son camino, verdad, criterio de discernimiento, medio para encontrar la plenitud”. Según esto, en Él podemos encontrar la respuesta a nuestras dudas, la solución a nuestros problemas, el consuelo en nuestras tristezas… lo que realmente es voluntad de Dios.

El problema surge cuando interpretamos a Jesús, su Palabra, su mensaje de amor… a nuestra manera, desde nuestros intereses. Y podemos llegar a hacer cosas o a no comprometernos con ciertas causas, en nombre del amor. Es por esto que hay otro pilar que no debe faltar en todo discernimiento. Por un lado la Palabra, la Escritura, lo que ya nos ha sido revelado a través de Jesús… y por otro lo que dice nuestra Santa Madre la Iglesia, que si somos creyentes y nos llamamos cristianos no debemos desoírla.

Me acuerdo mucho, cuando acompañábamos ejercicios espirituales de San Ignacio, que en sus “Reglas para sentir en la Iglesia” dice: “13. Debemos siempre tener este principio para acertar en todo: lo que veo blanco, creer que es negro si la Iglesia jerárquica así lo determina; creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia su esposa, es el mismo Espíritu el que nos gobierna…”. En resumen: Aunque veamos claramente que algo es negro, y lo justifiquemos diciendo que Jesús así lo haría, que Jesús quiere que nos amemos y a saber cuántas historias más que nos decimos para justificar nuestros errores o caprichos… si el Papa, la Iglesia, dice que es blanco, entonces es blanco.

A la hora de tomar una decisión, en situaciones concretas que estoy viviendo… ¿Tengo en cuenta lo que me dice Jesús, lo que me ha revelado, y lo que me dice la Iglesia?. Si creo tener claro que soy fiel a Jesús pero mi actitud, mis obras, mis silencios o palabras, van a ser disonantes con la voz de la Iglesia… ¡Cuidado!. Me voy a equivocar, me estoy equivocando.

Si sabes de lo que hablo es porque ya lo has sufrido o te encuentras en esa tesitura en este momento. Solo quien lo ha vivido puede hablar de ello y entenderlo. No te culpabilices, no te sientas mal por ello. Si de verdad quieres hacer la voluntad de Dios, hoy puedes cambiar el rumbo, tomar esa decisión que se demora en el tiempo, dejar “eso” que en realidad te está ahogando… ¿Para qué esperar a mañana?. ¿Qué es realmente importante para ti?.

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