¡Cuántas veces nos hemos encontrado en esa encrucijada de caminos
sin saber qué rumbo tomar!. ¡Cuántas veces hemos pospuesto una decisión por
miedo a…!.
Escuchaba el otro día a un carmelita, comentando algo del libro
“Subida al Monte Carmelo” de San Juan de la Cruz, lo siguiente: “En el Antiguo Testamento necesitaban luces,
revelaciones… Nosotros ya lo tenemos todo con Jesús. Su vida, sus palabras, sus
gestos… son camino, verdad, criterio de discernimiento, medio para encontrar la
plenitud”. Según esto, en Él podemos encontrar la respuesta a nuestras dudas,
la solución a nuestros problemas, el consuelo en nuestras tristezas… lo que
realmente es voluntad de Dios.
El problema surge cuando interpretamos a Jesús, su Palabra, su
mensaje de amor… a nuestra manera, desde nuestros intereses. Y podemos llegar a
hacer cosas o a no comprometernos con ciertas causas, en nombre del amor. Es
por esto que hay otro pilar que no debe faltar en todo discernimiento. Por un
lado la Palabra, la Escritura, lo que ya nos ha sido revelado a través de
Jesús… y por otro lo que dice nuestra Santa Madre la Iglesia, que si somos
creyentes y nos llamamos cristianos no debemos desoírla.
Me acuerdo mucho, cuando acompañábamos ejercicios espirituales de San Ignacio, que en sus “Reglas para sentir en la Iglesia” dice:
“13. Debemos siempre tener este principio
para acertar en todo: lo que veo blanco, creer que es negro si la Iglesia
jerárquica así lo determina; creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y
la Iglesia su esposa, es el mismo Espíritu el que nos gobierna…”. En
resumen: Aunque veamos claramente que algo es negro, y lo justifiquemos
diciendo que Jesús así lo haría, que Jesús quiere que nos amemos y a saber
cuántas historias más que nos decimos para justificar nuestros errores o
caprichos… si el Papa, la Iglesia, dice que es blanco, entonces es blanco.
A la hora de tomar una decisión, en situaciones concretas que
estoy viviendo… ¿Tengo en cuenta lo que me dice Jesús, lo que me ha revelado, y
lo que me dice la Iglesia?. Si creo tener claro que soy fiel a Jesús pero mi
actitud, mis obras, mis silencios o palabras, van a ser disonantes con la voz
de la Iglesia… ¡Cuidado!. Me voy a equivocar, me estoy equivocando.
Si sabes de lo que hablo es porque ya lo has sufrido o te
encuentras en esa tesitura en este momento. Solo quien lo ha vivido puede
hablar de ello y entenderlo. No te culpabilices, no te sientas mal por ello. Si
de verdad quieres hacer la voluntad de Dios, hoy puedes cambiar el rumbo, tomar
esa decisión que se demora en el tiempo, dejar “eso” que en realidad te está
ahogando… ¿Para qué esperar a mañana?. ¿Qué es realmente importante para ti?.
🙏🙏🙏🙏🙏♥️
ResponderEliminarCuanta razón en medio de la fé.
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