Quien más quien menos se ha visto sorprendido en alguna ocasión
diciendo sí cuando en realidad deseaba decir que no. Quizás nos han enseñado
aquello de estar siempre disponibles, ayudar… Todo eso está muy bien pero
siempre y cuando esa respuesta que vamos a dar: No nos dañe o perjudique a otros,
la asumamos con agradecimiento y alegría…
Estos días varias personas cercanas han dicho “sí” cuando querían
decir “no”. Yo no me escapé y me hicieron la misma propuesta, pero mi respuesta
fue “no”. Para esto he tenido que aprender, vivir muchas circunstancias en las
que he priorizado las necesidades de los otros a mis necesidades, a mi salud, a
mi integridad, mis valores e incluso mi fe.
Con el tiempo te das cuenta que decir sí cuando quieres decir no,
solo habla de miedo: Miedo a quedar mal, a que el otro se enoje, a que no te
vuelvan a hablar, a que te rechacen, a qué dirán, a que la imagen que te has
fabricado y quieres dar resulte dañada… Y detrás de esa falsa bondad que crees
tener solo hay una autoestima muy pequeñita, una incapacidad de hacerte
respetar y poner límites, y muy poco amor por ti.
Ayer me decía una persona: “Algún día aprenderé”. Y le contesté
bien firme: “Claro que vas a aprender pero no esperes a mañana y comienza hoy
mismo”. Cuando caes en la cuenta, quizás a veces después de muchos golpes en la
vida, es cuando ya te plantas y decides poner un alto y un “hasta aquí, ya no
más”.
Jesús nos invita a ser buenos, en ningún momento a ser tontos (a
que otros se aprovechen, a que nos manejen como marionetas, a que nos hagan
daño…).
Si después de esto quieres seguir diciendo sí cuando quieras decir
que no, hazlo pero después no te quejes, ni te enojes con el mundo, ni
responsabilices a quien te hizo la proposición… Quien tiene la última palabra
eres tú, tienes libertad para elegir la respuesta así que sé consecuente con
ella.
Gloria tarea mucha existencia en tus palabras. Es buena reflexión porque en el día a día tenemos que pararnos para responder desde lo que llevamos dentro, desde nuestro yo más profundo y propio. Gracias
ResponderEliminarMuy bueno. Aprender a decir NO para decir sí, así misma. Un aprendizaje muy costoso, pero te da la oportunidad de cuidarte a ti misma, para poder estar de alguna forma para los demás.
ResponderEliminarGloria leo y leo que bonita reflexión
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