sábado, 10 de junio de 2023

“¿A QUIÉN MIRAMOS?”

 

Es curioso pero siempre cuando nos detenemos ante aquella viuda que echó sus moneditas, nos quedamos con aquello de que dio todo lo que tenía sintiéndonos invitados a darnos al cien, a no ser mediocres o tacaños. Pero hay formas de dar, de hacer, de hablar...

En ese ofrecer lo que somos y tenemos podemos ser como los escribas y fariseos o como la pobre viuda. Aquellos buscaban admiración, aceptación, privilegios, por medio de sus palabras, de sus obras. Tenían puesta la mirada en los otros, y dependían de la aprobación y de los aplausos de quienes les rodeaban. En contraposición aparece una pobre viuda en escena que solo tiene ojos para su Señor y lo que hace y lo que da es por y para Él. No tiene en cuenta ni se fija en si le miran o en qué van a decir, porque sabe por qué y para quién “trabaja”.


¡Vaya lección la del Señor por medio de esta viuda!. Ella no baila al son de lo que los otros esperan, quieren o pueden murmurar de ella. Ella no se complica la vida, quizás ahí está la clave: “No se complica la vida”. Sencillamente y de forma callada, escondida, va respondiendo a lo que se le va pidiendo poniendo sus ojos únicamente en quien sabe que la sostiene. Si le alaban o le critican, si la admiran o le cuestionan, le trae sin cuidado porque es consciente de para quién trabaja.

¿Bajo qué mirada funcionamos en el día a día?. ¿Hacia quién se dirige todo lo que vivimos?.

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