¿Por qué nos
quedamos mirando el dedo que señala el sol pudiendo ver el sol? ¿Por qué
detenernos ante la piedra del camino pudiendo continuar y contemplar el
maravilloso paisaje que se nos regala?
La invitación
de hoy es a ser capaces de trascender cualquier situación por negativa o fatal
que la califiquemos, de lo contrario no pasaremos de quejarnos o lamentarnos.
Todo puede
ser trascendido: el frío o el calor, la espera, los cambios, la soledad, el
fracaso, las críticas, los dolores, el insomnio, la enfermedad, la vejez, la
incapacidad, las restricciones a la movilidad, la pérdida de seres queridos, de
un trabajo, de bienes…
Mientras te
quedes en lo que te enoja, te preocupa, te asusta, te entristece… no pararás de
dar vueltas sobre ti, te harás daño, incrementarás tu sufrimiento, te harás
esclavo de “eso”
Si eres
capaz de encontrar y dar sentido a lo
que te sucede, podrás vivirlo con serenidad porque te habrás liberado de ello.
La clave
entonces es lograr trascender cada situación difícil, incómoda, dolorosa,
molesta… De ti depende mirar el dedo o el sol, contemplar la piedra o enfocarte
en tu destino
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