Érase
una vez un hombre noble que se marchó a un país lejano para conseguir su título
de rey. Antes de partir entregó entre “su gente” unas onzas de oro para que las
pusieran a producir mientras regresaba. Llegó el día en que el buen hombre
regresó convertido en rey y aquellos, a quienes había entregado sus bienes, dieron
cuenta de lo que habían hecho con ellos. Ahí comprobó la generosidad y
confianza de unos pero también descubrió el miedo, las dudas, la comodidad y el
egoísmo de otros.
Esta
es nuestra propia historia. Un Rey que quiere reinar para que este mundo sea
más humano y nos vivamos y tratemos como hermanos, y hombres y mujeres a los
que ese Rey ha regalado un montón de dones, cualidades, virtudes… ¿Qué hacemos
con todo eso que nos ha confiado mientras Él regresa? No se trata de producir o
no por el esperado premio o el temido castigo. Es más bien la decisión de dar
el máximo rendimiento a lo que tenemos respondiendo al deseo de que el Rey
reine: Que sea conocido y amado
Hay
quien se pone a producir con lo poco que tiene.
Algunos
conocen a este Rey de oídas o por tradición y hacen “algunas cositas buenas”
A
otros no les interesa que reine, van por otros rumbos, se buscan otros reyes,
hacen lo posible por aniquilarlo de mil y una maneras… esconden aquello que se
les ha regalado, “pasan”
Los
hay que por miedo al qué dirán prefieren, bajo “falsa humildad”, decir que no
tienen, que no saben, que no pueden, que otros están mejor preparados… y también
entierran lo que se les ha dado
Algunos
esperan el momento de producir, que se den las condiciones óptimas según sus
parámetros, se quedan de brazos cruzados y no ponen de su parte para que el Rey
reine: Ahora es imposible pero: cuando me jubile… cuando mis hijos sean mayores… cuando terminen las
clases… cuando acabe este proyecto… cuando me llamen… cuando pase esta mala
racha… cuando me necesiten… Y así pasan los días, los meses, los años… y no se
ponen los medios
Afortunadamente
hay quienes no esperan a mañana, lo que pueden hacer hoy lo hacen, responden
con lo poco o mucho que tienen en su haber… porque aman a ese Rey, porque
quieren que todos le conozcan, le amen, le sigan…que se encuentren con Él, que
tengan experiencia de su amor y misericordia. Ponen a producir todo lo que se
les ha dado, invierten incluso su vida.
¿Quieres
que este Rey reine? Si tu respuesta es sí: Pregúntale qué puedes hacer con lo que
te ha dado. “Señor, ¿qué quieres que haga?”
Bonita Reflexión Gloria
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