Estamos inmersos en el ruido.
Ahí afuera hay demasiado ruido. En nuestro interior más de lo mismo. Pero lo
peor de todo es cuando, habiendo silencio, buscamos cómo llenarlo generando
ruido (llamando a alguien, encendiendo la televisión o la radio, enredando en
las redes sociales…)
¿Cómo escuchar al Señor en
medio de tanto ruido, de tantos sonidos? ¿Cómo identificar su Palabra en medio
de tantas voces?
Estamos bombardeados por tanta
tecnología y propuestas que nos seducen y alejan de nuestro centro, que ahora y
más que nunca se hace urgente: Detenerse, hacer silencio fuera, callar, hacer
silencio dentro
Podemos continuar distraídos y
entretenidos, viviendo desde la superficialidad, mientras la vida se nos va.
Pero también podemos elegir: Ir contracorriente, no dejarnos llevar por la masa
o las insinuaciones de la sociedad materialista y de consumo, seguir “el camino
del interior” para después salir fuera transformados, libres, con otra mirada,
con otra actitud. Quizás después haya ruido afuera pero ya no molesta ni
distrae; tal vez continuemos escuchando muchas voces pero ya sabremos discernir
cuál proviene de Dios; podrán invitarnos a recorrer rutas diversas y atractivas
pero ya no nos dejaremos seducir
El ruido nos descentra y pone
nuestro corazón en “otras cosas” que nos quitan la paz, nos provocan ansiedad y
angustia… llegando incluso a ser origen de conflictos interpersonales
Sin embargo… el ruido no es impedimento para quien desea encontrarse con el Señor
El ruido no es un obstáculo
para que el Señor se nos dé siempre y cuando nos dispongamos a acoger su amor y
no andemos enredados o distraídos en las mil y una cosas que generan ruido en
la mente y el corazón
Cada uno decide libremente qué
cantidad de ruido quiere que entre en su vida. No es el ruido en sí el problema
pero sí que seamos esclavos de él. El ruido puede seguir estando ahí pero
podemos elegir ser libres frente a él
Pues a mi me pareció genial. Y justo lo que ando buscando y necesitando. Gracias Gloria. Que el Señor nos siga acompañando.
ResponderEliminarElena
Pues yo no enciendo la tele, no tengo redes, escucho la radio para informarme de lo que ocurre en este mundo. Porque creo que también es nuestra obligación. Saber. Para opinar. Para ayudar en lo que yo pueda. Y nada más.
ResponderEliminarElijo el silencio
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