domingo, 6 de marzo de 2022

“LOS GUSTOS”

 

Tal vez en un restaurante nos podamos dejar llevar por nuestros gustos, o en una tienda al elegir el color del jersey que queremos comprar… pero hay otro tipo de decisiones, si somos creyentes y queremos hacer la voluntad de Dios, en los que no cabe el dejarnos llevar por nuestros gustos, apetencias o quereres.

“El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo” - dice Jesús. Hay decisiones en la vida en las que si el criterio que nos mueve es: “lo que se me antoja”, “lo que quiero”, “lo que me gusta”… a quien respondemos es a nuestro amor propio y la voluntad que hacemos es la nuestra.

Movernos en función de los gustos es cimentar la casa sobre arena, o ser eternos adolescentes.

 “Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal”. El criterio de discernimiento para tomar una decisión no puede ser otro que el amor, aquello que da vida. Y en este caso, los frutos de nuestra elección serán: la paz interior, la verdadera alegría, la humildad, la libertad...  Un amor que ha de estar por encima de las leyes y normas, del ayuno y de la abstinencia, de compromisos religiosos… Compartía el otro día un sacerdote en la homilía que cuando le enseñaron a andar en bicicleta le aconsejaban no mirar la rueda para no caerse. Mirar la rueda es vivir auto centrados: anteponer nuestros intereses y gustos al amor al prójimo, buscar nuestra seguridad y comodidad, enredarnos en nuestras ideas, faltas, culpa… Mirar la rueda es dejarnos seducir por falsas promesas, por lo inmediato, por la fácil, por lo que alimenta nuestros deseos de tener, poder, aparentar…

Otros peligros de quedarnos mirando la rueda: Dejar a Dios por Dios. Se puede abandonar una vocación, un compromiso, un proyecto, una relación… justificando que “en aquello a lo que me abro” también voy a amar y servir a Dios. Y puede ser algo muy bueno… pero ¿Estaré haciendo su voluntad o cumpliendo mis deseos? ¿Buscaré con mi decisión amarle o satisfacer mis necesidades? ¿Perseguiré su gloria o la mía? ¿Desearé a Dios o “mis gustos”?

¿A quién respondo con las decisiones de cada día?

¿Cuál es mi criterio de discernimiento?

1 comentario:

  1. Entrar en el desierto, vivir nuestro desierto interior hasta lo más profundo de cada uno de nosotros. Allí está Jesús esperándonos, y a partir de ese momento, si llegamos hasta el fondo total, sin excusas, la vida adquiere sentido. Todo. Las alegrías, las tristezas, la muerte terrenal. Hay que llegar muy muy hasta el fondo de uno mismo. Hay que desearlo profundamente, con abandono, con sinceridad hacia uno mismo, con humildad. Gracias Gloria

    ResponderEliminar