Esta
noche no he dormido bien… a las 10.30pm me estaba enterando de la triste y
dolorosa noticia del asesinato del padre Quique (sacerdote hondureño de 47
años). Pese a que cinco horas antes me habían comunicado su desaparición, quedé
en shock y hasta media hora después pude romper a llorar.
Siento
el enojo, la confusión, la rabia, la impotencia,… y por supuesto la tristeza
por esta muerte cruel, brutal e injusta. Me uno con todo ello al dolor de los
familiares y amigos de tantas víctimas que han fallecido y morirán por causa de
la guerra sin sentido iniciada en Europa, y al de tantas otras guerras que de
forma visible o escondida se viven en otros países cada día.
¿Qué
nos está pasando? ¿Una pandemia no fue suficiente para despertar?
Fuimos
creados por amor y para amar. El ser humano tiene una gran capacidad de amar y
en eso está su verdadera felicidad. ¿Por qué esa necedad de llenarnos de otras cosas y dejarnos llevar
por la ambición, el egoísmo, las ideologías, el miedo, el acumular, la envidia…?
¿Por qué ese despropósito de destruirnos y acabar con lo más sagrado, digno y
bello que Dios ha creado?
La
historia de Caín y Abel sigue repitiéndose sin piedad en cualquier parte del
mundo. Y en medio de toda esta triste y dolorosa realidad solo dos palabras que
alientan nuestra esperanza hoy: “Aquí estoy”
AQUÍ
ESTOY…
En cada
crucificado, en cada persona asesinada
En
quienes lloran el dolor por la pérdida de seres queridos
En
los que comparten lo que son y lo que tienen
AQUÍ
ESTOY…
Sufriendo
cada día la incomprensión, la dureza del corazón humano, la ambición, la
violencia ejercida entre unos y otros, los rencores, el egoísmo, las
rivalidades…
AQUÍ
ESTOY…
Deseando
llenar de amor cada corazón, deseando que tengáis vida, que os miréis y tratéis
como hermanos
AQUÍ
ESTOY… EN TODO CORAZÓN. ¿Cuándo vamos a vivir esta verdad?
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