Otra vez llega el tiempo de Cuaresma y oiremos aquello de la
conversión, dejar atrás “el hombre viejo”… Pienso en todas las buenas
intenciones que año tras año tenemos, en los intentos frustrados por lograr
nuestro objetivo. Al final caemos en la cuenta de que todo sigue igual, que no
tuvimos éxito, con lo que aparece una carga sobre añadida de culpa, impotencia,
tristeza…
¿Será que no hacemos bien el enfoque?. Jesús vino a liberarnos no
a poner más peso a nuestras vidas. A lo mejor no tenemos que centrarnos tanto
en cambiar eso que calificamos de negativo porque de esta manera lo que hacemos
es pasar el tiempo girando sobre nosotros mismos y haciendo de nuestro yo el núcleo
del universo. ¿No será más conveniente volcarnos en descentrarnos?. ¿No es más
fácil enfocarnos en amar y no fijarnos tanto en todo lo “malo” que poseemos o
hacemos y que nos cuesta tanto modificar o erradicar?.
¿Acaso el amor a Dios y al prójimo por encima de intereses
particulares, apetencias, quereres y gustos no es el camino de la conversión?.
¿Y cómo es posible?. Por supuesto que la conversión es un don de Dios que no debemos
dejar de pedir pero también podemos poner de nuestra parte determinándonos cada
día y haciendo todo por amor, desde las grandes obras hasta las más sencillas,
humildes, insignificantes y escondidas a los ojos de los otros.
Y es que… ¿Hay un solo día en el que no surjan oportunidades de
amar, de atender y responder a las necesidades de los otros, de dejar a un lado
nuestro pequeño yo… para entregarnos por amor y así servir a Dios y al
prójimo?.
¿Por qué no dejar de mirar tanto lo negativo, lo feo, los fallos,
los pecados… y comenzar a mirar más a los otros?. ¿Por qué no vivir desde el
amor respondiendo con nuestra presencia, o los medios a nuestro alcance, a
quienes nos necesitan en este momento?
¿Qué nos va a unir más a Dios: El luchar e intentar cambiar todo
lo que no nos gusta y nos aleja de Él, o el amor que podamos expresar, dar,
compartir con otros?.
“El que quiera seguirme que
se niegue a sí mismo”. Si ya lo dijo Jesús… No
vivir auto centrado. El centro de la vida: El Señor, el Amor. Nuestro fin: El Amor.
Ese es el camino, ya lo predicó Jesús con su palabra y su ejemplo. No hay otra
ruta para quien se diga creyente y se llame cristiano.
Cuanta razón!!! Amén. Así sea!!
ResponderEliminarSi
ResponderEliminarLa oración nos no lleva a amar más a los demás y aceptar todo lo que eso implica, creo que esa oración es para justificarnos
ASI SEA . DERRAME SU GRACIA
ResponderEliminarHas dado en la diana o muy cerca de ella. Gracias
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