sábado, 21 de marzo de 2020

“NO PERDAMOS EL NORTE”


Creo que todos recordamos ese pasaje del Evangelio de la tempestad. Los discípulos están en la barca, el viento es muy fuerte, tienen miedo… Puedes encontrarlo en el Evangelio de Mateo 14, 24-33
Una vez di un retiro con esta lectura y es que es una de mis preferidas. ¡Tiene tantos mensajes!
La tempestad, el miedo, Jesús aparece, Pedro se hunde al ir hacia él, Jesús sube a la barca y todo se calma…

Voy a enfocarme en Pedro. Camina hacia Jesús pero se asusta y comienza a hundirse. Esto es lo que nos puede estar pasando en este momento. Cuando dejamos de mirar a Jesús y nos dejamos llevar por la realidad, lo que nos sucede, los acontecimientos, preocupaciones y problemas… tambaleamos y nos hundimos. ¿Qué hacer entonces? Volver a mirar a Jesús. No perder el norte. Reubicarnos y hacer de Él el centro de nuestra vida… de no ser así corremos el riesgo de asustarnos e incluso de hundirnos.
La calma la encontramos cuando fijamos nuestra mirada en la suya. Puede que afuera se esté librando una tremenda tempestad pero si mantenemos los ojos puestos en Jesús, sentiremos la paz y la calma en nuestro corazón.
No te dejes llevar por lo que te pasa o lo que sucede. Jesús te dice: “Ánimo. Soy yo. No temas”. La paz la perdemos cuando perdemos el norte, cuando colocamos en el centro de nuestras vidas “otras cosas”. La paz nos la dio, la paz está en nuestro interior. Hagamos silencio en lo más profundo de nuestro ser para encontrar esa paz que nada ni nadie puede quitarnos. Tan solo la perdemos cuando miramos a otro lado.

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