Hay quienes confunden la esperanza con falsa ilusión. Ante el
escenario en el que estamos inmersos, unos son muy conscientes de lo que ocurre
y de lo que se viene, y los hay que no ven o no quieren ver la inminencia del
peligro para sus vidas y la de los otros y siguen haciendo vida normal o
proyectos a corto o medio plazo convencidos de que no les va a afectar esta
enfermedad e incluso con la seguridad de que de ésta salen.
Los cristianos debemos vivir desde la esperanza pero una
esperanza aterrizada, con los pies en la tierra. Nuestra esperanza en estos
momentos es que…
- El sufrimiento, el dolor y la muerte no tienen la última palabra
- Después de la noche siempre amanece otro nuevo día
- Todo pasará y el Amor seguirá reinando
- Esta pandemia llegará a tocar nuestras conciencias y a sacar lo mejor de nosotros mismos
- Cambiará nuestra forma de ser, de estar y de relacionarnos con nosotros, con los otros y con la creación
Quienes fundamentan su esperanza en creer en poderes
sobrenaturales, o a confiar en que en dos semanas termina esto y todo volverá a
la normalidad… o no ven o no quieren ver. Seamos valientes y enfrentemos la
realidad, aceptemos lo que es y pongamos los medios para evitar la enfermedad
pero no nos resistamos ni fundemos nuestra esperanza sobre arena porque solo
conseguiremos auto engañarnos, frustrarnos y sufrir al no ver cumplidas
nuestras expectativas o anhelos.
En estos momentos, me atrevería a decir que, no hay persona
sobre la faz de la tierra que vea el fin de esta historia. Es mejor que asumamos
y aceptemos esta realidad que nos toca con valentía. Esto no es no tener
esperanza, esto es ser realista. Y tener esperanza no está reñido con ser
realista sino que está íntimamente unido. Vivamos este tiempo como medio de
purificación personal, transformación y crecimiento personal pero eso sí…
pongamos los pies en la tierra.
No llamemos esperanza a lo que no es real, a falsas ilusiones,
a mecanismos que utiliza la mente por miedo para no ver lo que es
- Esperanza sí… pero la esperanza del creyente que confía en que de esto va a salir algo bueno
- Esperanza sí… pero la de quien ve con los ojos del corazón lo que ocurre y consigue ver a Dios en medio de tanto dolor y sufrimiento
- Esperanza sí… pero la de quien reconoce conscientemente lo que es, acepta lo que no puede cambiar y espera con paciencia y fe a que el sol vuelva a brillar
- Esperanza sí… pero la de tantos creyentes afectados por la pandemia, incluidos sacerdotes, religiosas y misioneros, que ya partieron al encuentro definitivo con el Señor confiados en que su muerte dará mucho fruto
No hay comentarios:
Publicar un comentario