El
otro día una joven me compartía algo en lo que nunca antes había reparado.
Meditando y orando el “lavatorio de los pies de Jesús a sus discípulos”, se
metió en la escena hasta el punto de verse en la fila y mirarse avergonzada sus
pies. Entonces un montón de preguntas llenaron su cabeza: “¿Qué pensará el
Señor cuando llegue mi turno y vea mis pies que ni la “pedicure” me he hecho?
¿Y si me huelen mal los pies? ¿Y si están sucios?”. Yo le respondí con otra
pregunta: “¿Acaso el Señor le lavaría sus pies si estuvieran bonitos y
limpios?”
Jesús
no vino por los sanos sino por los enfermos, tampoco por los perfectos sino por
los pecadores
Gran
error si nos queremos presentar ante Él impecables e intachables porque
difícilmente podrá realizar su obra
Somos
lo que somos. Estamos como estamos. Él lo sabe, Él nos conoce. Gran necedad
aparentar lo que no se es o tratar de ocultar lo que sus ojos ya han visto.
Si
esos pies están cansados del camino, heridos por los acontecimientos y golpes
de la vida, ensangrentados por el dolor, sucios por el pecado… alégrate, ponte
en la fila y espera porque llega tu turno. Déjate lavar los pies sin vergüenza,
sin miedo… con humildad.
Genial!!!!
ResponderEliminarGracias Gloria
Genial!!!
ResponderEliminarGracias Gloria!!!
el mundo de los pies es mi pasión, reflejan nuestra personalidad e identidad. Gracias por esta reflexión
ResponderEliminarGracias Gloria. ❤️
ResponderEliminarOh , mis pies...Son tan feos para mí, pero, me sirven para caminar. Seguro el Señor los conoce. Me pongo en la fila... Sí !
ResponderEliminarMuchas gracias !
Muchas Gracias Hermana Gloria, que este siempre dispuesta para que Jesús puede lavar mis pies
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