Aceptar
todo en mí: lo pasado y lo presente, cualidades y defectos, éxitos y fracasos…
Aceptar
que otros no me valoren, no me reconozcan, no me tengan en cuenta, no me
quieran
Aceptar
la propia debilidad, fragilidad, miseria, caídas, pequeñez… y a la vez la
dependencia y grandeza del Señor
Aceptar
el no saberlo todo, el no poderlo todo, el no tener la razón
Aceptar
que por mí sola no puedo nada
Aceptar
la misión que me ha tocado con independencia de si es vistosa, aplaudida o de
si será recordada
Aceptar
que puedo equivocarme y no pasa nada
Aceptar
mis heridas, mis grietas…
Aceptar
las sabandijas, sapos y culebras que habitan en mí y seguirán conviviendo
conmigo
Aceptar
mi limitación y mi necesidad y dependencia de otros
Aceptar
lo que los otros me quieran dar
Aceptar
no poder controlar todo, no saber qué sucederá mañana
Aceptar
no tener nada y estar dispuesta a recibirlo todo de Dios
Aceptar mi cuerpo porque es el que el Señor me ha regalado y le gusta así como soy… porque Él lo creó y vio que era bello
Quien
acepta su pobreza ama su casa con todo lo que hay de imperfección, suciedad,
grietas, agujeros, cuartos oscuros…
“Y cuando viniere a quedar resuelto en
nada, que será la suma humildad, quedará hecha la unión entre el alma y Dios”
(San Juan de la Cruz)
Como siempre, Gloria!! Llega en el momento justo. ✨✨✨🙏GLORIA A DIOS!!!
ResponderEliminarDe acuerdo. Solos no podemos nada. Con el Señor todo es posible.
ResponderEliminarQue Dios te bendiga, Gloria
Cada día... guiados por el Espíritu. Para aceptar debo llenarme de humildad. Porque mi soberbia es uno de mis mayores obstáculos. Paz y bien.
ResponderEliminarEs verdad que solos no somos nada solo con la ayuda de Dios lo podemos lograr que Dios siga regalandole la sabiduria bendiciones.
ResponderEliminarGloria!! Lo acabo de ver/leer. GRACIAS!! Tan sencillo... tan claro... tan de Dios!!!!
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