No
hay duda de que en los encuentros algo en nosotros cambia. Hay que ser bien
vivos para elegir a los compañeros de camino porque la transformación no
siempre es para bien de la persona. De ese estar con otros pueden surgir
heridas, odios, rencores, envidias, celos, enojos… pero también oportunidades,
esperanza, confianza…
El
encuentro con Jesús es transformador y siempre positivo. A veces puede resultar
doloroso porque hay que tomar decisiones y eso implica renuncias, y además
quizás no gusten o sean dolorosas para otros. En ocasiones hay resistencias,
bloqueos, miedos… pero surgen cuando nos adelantamos a los acontecimientos o
tenemos una idea equivocada de Dios
La
transformación, fruto del encuentro con Jesús, se da con tanta dulzura,
suavidad, delicadeza y amor que la mayor parte de las veces ni somos
conscientes. Sin embargo tenemos la certeza de que algo pasa y de que vamos
cambiando interiormente
El
encuentro transforma pero la actitud es importante: apertura, humildad,
confianza…
Dejémonos
transformar por el amor… la ganancia está asegurada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario