¿Hay algún
lugar donde poder escapar de su Presencia?
¿Acaso no
busca nuestra felicidad, ofrecernos su Amor?
¿Por qué
entonces seguimos otros caminos? ¿Por qué incluso en ocasiones le damos la
espalda? ¿Por qué vivimos, hacemos, hablamos, tomamos decisiones… como si no
existiera?
“Ahí está”
pero no siempre somos conscientes de esta verdad por andar distraídos, por
miedo a dejar “nuestras cosas”, por creernos autosuficientes…
Y quizás sí
somos conscientes de su existencia pero no de su Presencia que habita y
envuelve todo. No es lo mismo saber que experimentar. Podemos saber que existe
la India pero mientras no viajemos allá será solo conocimiento, una creencia
más. Necesitamos viajar, visitar ciudades, pueblos… recorrer aquel país para
poder tener experiencia de que realmente existe.
“Ahí está”:
en el tiempo de descanso y de trabajo, en nuestro encuentro con alguien, cuando
leemos un libro o preparamos un tema, cuando comemos, paseamos, oramos,
escuchamos música…
Pidamos la
gracia de experimentar esa Presencia en nosotros, en lo que vivimos, en las
relaciones, en nuestros quehaceres, en los acontecimientos… en nuestro camino
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