Me compartía
ayer una joven lo siguiente: “El Señor quiere de esta caña cascada una caña
nueva”. Me quedó resonando esta frase. Lo más curioso es que, después de unos
diez minutos hablando, terminó diciendo: “Lo que encuentro de mí no me gusta”.
Voy a
comenzar con esta última afirmación: “Lo que encuentro de mí no me gusta”. Es
algo normal. No es agradable ver la propia miseria. Se hace problema cuando me
enfoco en todo lo que veo en mí y no acepto, rechazo e incluso me culpo por
ello. Por supuesto que todos tenemos algo que no nos gusta pero podemos
acogerlo, abrazarlo y aceptarlo como parte de nosotros o vivirlo de modo que
nos esclavice y haga infelices. ¿Por qué no enfocarnos más en el amor y la
misericordia del Señor que en nuestras propias miserias? ¿Por qué no ver nuestra
pequeñez y fragilidad como oportunidad para que se manifieste la grandeza del
Señor? ¿Acaso no crecemos en humildad al descubrir nuestras flaquezas y puntos
débiles?
Si creo en un
Dios que solo ama las cañas perfectas y espera que todos nos convirtamos en
eso, es obvio que lo que no me gusta lo viva con desazón, preocupación,
hostilidad, violencia… Es comprensible que piense que tengo que esforzarme para
que desaparezca todo eso que no acepto
en mí y poder recibir el amor de Dios. Pero el amor de Dios es gratuito,
incondicional y lo regala a todos con independencia de que encuentre cosas más
bonitas o feítas en mi haber. No tiene en cuenta si la caña mide ocho metros o
solo unos centímetros, tampoco si está derecha o torcida, mucho menos si está
enterita o cascada
Dichosos
quienes se sienten caña cascada y se aceptan como son
Dichosos
quienes confían en el amor y la misericordia del Señor y ponen su mirada en Él
Dichosos
quienes saben dar gracias cuando descubren y son conscientes de sus miserias
Dichosos
quienes creen que por medio de su debilidad y pequeñez puede el Señor hacer
grandes cosas
Gracias querida Gloria no sabe cuanto bien han hecho en mi estos contenidos de vuela y se feliz han fortalecido mi vida y mirar con otros ojos el sentido de mi existencia y valorar todo mi entorno.A sido una bendicion de Dios el conocerle.Dios le bendiga.um fuerte abrazo.
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