¿Alguna
vez te han achacado o criticado el ser bueno con otros, el hacer cosas que se
salen de lo “normal”? ¿Has escuchado alguna vez el “pero ¡qué tont@ eres!”
Así
le pasó a un propietario que pagó a los últimos que trabajaron en su viña lo
mismo que a los que llegaron a primera hora. ¿Acaso no se construye así el
Reino? La invitación es a ser distintos, a anteponer el amor a todo lo demás, a
vivir desde la bondad porque sí, a no esperar algo de los otros
Pero
vamos más allá. ¿Te has sorprendido alguna vez reclamando o juzgando a otros
por ser buenos con “sus cosas”, con su tiempo?. A unos les cuesta más que a
otros el creer en un Dios bueno con todos, independientemente de sus obras,
pero presenciar esta actitud en alguien cercano también fastidia porque toca
los propios intereses y los pone en peligro. ¿Nos duele cuando los otros son
buenos con los demás especialmente si pensamos que no se lo merecen? ¿Acaso los
otros no tienen libertad para hacer lo que quieran con lo que les pertenece?
El
Reino de Dios lo construimos cuando vivimos desde el amor, cuando actuamos
movidos por el amor y no en función de las expectativas, deseos o comentarios
de los otros.
¿Vas
a tener envidia porque Dios es bueno o porque haya personas que antepongan el
amor a lo que hace la mayoría, a la norma…?
“Haz
el bien y no mires a quien”… sin importar las críticas, sin llevar cuenta de lo
que aparentemente pierdes, sin esperar ni siquiera agradecimiento, sin medida…
Solo así serás como el propietario de la viña, solo así estarás colaborando en
la construcción del Reino.
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