Ayer
vi como un joven venía por la acera en bicicleta. Al acercarse al semáforo
pulsó al botón para poder cruzar pero al ver que no había carros no esperó. Los
que tuvieron que detenerse fueron los carros porque el semáforo se les puso en
rojo. Ningún peatón cruzó en el tiempo que estuvieron esperando la luz verde.
El muchacho pasó a mi lado con la bicicleta y me faltó muy poquito para
llamarle la atención, algo me detuvo. ¿Y si era necesario que esos carros
esperasen un ratito?
Uno,
dos minutos… es tiempo más que suficiente para evitar una desgracia, salvar una
vida, producirse o evitar un encuentro… Y me acordé de aquella historia en la
que un joven le reclama a Dios, mientras mira la cruz, el guardar silencio y no
hacer algo. El caso es que Jesús le propone subirse a la cruz pero le pone una
sola condición: permanecer en silencio. Ante todo lo que ve, llega un momento
que no puede callar y precisamente por hablar provoca un desastre.
No
te enojes si te quedas dormid@, si te encuentras con alguien por la calle y te
atrasas con tus planes, si dejaste el celular en casa, si el carro no arranca o
se te “punchó” la llanta, si se te rompió la sandalia, si el clima te impidió
viajar, si te enfermaste y no pudiste ir a trabajar, si alguien llegó tarde a
una cita o te la canceló, si no pasaste la entrevista, si había demasiada gente
en el supermercado, si… TODO pasa por algo
Todo
forma parte de un misterioso plan de amor que no entendemos muchas veces y
contra el que en ocasiones llegamos a rebelarnos. Para quien nos ha creado, ama
y desea lo mejor para nosotros: TODO tiene sentido, TODO tiene su razón de ser.
Abandónate
y confía porque TODO lo hace bien
Cierto,todo pasa por algo y es muy oportuno guardar silencio mientras pasan muuuchas situaciones.
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