¡Qué fácil dar lo que sobra! (dinero, cosas, tiempo…)
¡Qué complicado dar la vida!
¡Qué tranquila queda la conciencia cuando se hace un gesto
de caridad!
¡Qué intranquila queda cuando pudiendo hacer lo que
debíamos, no lo hicimos!
¡Qué sencillo es cuando “el dar” no implica o toca “mis
cosas”, “mi tiempo”, “mis intereses”, “mis apetencias”, “mi comodidad”, “mi
seguridad”!
¡Qué inquietante y perturbador cuando se nos pide salir de
nosotros mismos, arriesgar, jugárnosla, dejar de controlar…!
Dar y darse no es un acto puntual, no es un gesto concreto,
no es tener un compromiso en la iglesia, no es participar en los sacramentos,
no es rezar…
Dar y darse es una actitud que condiciona la propia vida, es
un salir de uno mismo 24/7, es una forma de relacionarse con los otros teniendo
presente que sus necesidades son prioridad sobre “mis cosas”, es un estar
disponible en todo momento, es soltar amarras y dejar de controlar, es dejarse
llevar por caminos desconocidos, es ver en el otro a un hermano y tratarle como
tal.
Dar y darse es “DEJARLO TODO” para “DARLO TODO”
Dar y darse es dejar “mis tesoros”, abandonarme y confiar
Dar y darse es buscar el Reino de Dios y su justicia
sabiendo que lo demás se da por añadidura.
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