Sólo hay una puerta, solo hay una entrada: Jesús.
Sólo puedo entrar si lo deseo pero no es fácil. Entrar
implica:
Asumir…
- Actitudes: compasión, misericordia, tolerancia, paciencia, solidaridad, austeridad…
- Una nueva mirada
- Una nueva manera de relacionarnos con todo/s
Renunciar, dejar, soltar…
- Mis intereses, “quereres”… mi bienestar, mi comodidad, mi seguridad, “mis cosas”, “mis tesoros”…
- Esquemas rígidos, lo que creo “mi verdad”, “lo de siempre”
- Actitudes prepotentes, de manipulación, de humillación…
- La mirada crítica
- El egocentrismo
No se trata solo de “yo quiero entrar por esa puerta”
porque no es “así no más”. Solo puedo pasar y entrar “si dejo, si suelto, si me
abandono y confío”
Mientras carguemos con nuestro “yo”, “nuestras cosas”…
será imposible entrar. Necesitamos el don del desprendimiento y el de la
compasión ante la pobreza y angustia de los otros.
Mientras sigamos amarrados y esclavos de nosotros,
seguiremos afuera. Solo podremos entrar si dejamos atrás nuestro “yo”, si
dejamos de vivir auto centrados y permitimos que nazca una persona nueva
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