A veces suceden cosas
que no entendemos: Muerte un familiar cercano, una enfermedad, la pérdida de un
trabajo, una extorsión, un huracán, un asalto, un aborto… Si tratamos de
encontrar respuestas, averiguar el por qué o buscar culpables… sólo lograremos
enojarnos y sufrir
Si eso que nos pasa lo
vivimos desde la mirada amorosa de Dios, desde su Plan para con nosotros… Si lo
vemos como medio de encuentro con Él o como una oportunidad para abrirnos a su
amor y unirnos a Él: Lo acogeremos con paz
Todo sucede no como
esperamos o deseamos sino como más nos conviene, aunque no entendamos. Y es que
¿quién determina si lo que sucede es bueno o malo?
Nuestra mente estrecha,
nuestra idea limitada y confusa de Dios, a veces nos ciega y no nos permite ver
la bondad de Él en todo. No es Dios quien nos manda las desgracias pero de todo
se vale para hacerse presente y mostrarnos su amor
En este momento en el
que millones de personas sufren en todo el mundo, sería bueno volver los ojos a
Jesús, contemplar lo que nos sucede con otra mirada, con ojos claros.
Abandonarse y confiar porque quien nos ama está presente y aprovecha todo lo
que nos sucede para encontrarse con nosotros y regalarnos su amor.
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