El
Dios de Jesús es respetuoso con el ser humano, da libertad, no obliga ni
impone, no exige, no manipula… pero ¡Ama tanto a sus criaturas que es capaz de
entrar en la vida de cualquiera de ellas, aunque no se lo pidan, cuando sabe
que le necesitan!
Esto
les pasó a los discípulos. Ante la muerte del Maestro, del compañero, del
amigo… se sienten desolados, tienen miedo de que les ocurra lo mismo, cierran
su corazón y se encierran en sus casas. Jesús no hubiera irrumpido en sus vidas
de no haberle importado todos y cada uno de ellos. Él es capaz de hacerse
espacio, aún sin permiso, cuando la situación lo requiere y ve nuestra
necesidad. Y todo porque sabe que solos no podemos, que su amor y su gracia
pueden iluminar cualquier situación por la que estemos pasando, que sólo Él
puede dar paz a nuestro corazón (preocupado, inquieto, angustiado, dolido,
herido, roto…)
Hoy quiere encontrarse contigo y ofrecerte su paz. Recordarte que está ahí, contigo, que no te va a dejar sol@. Su Presencia y su Paz, irrumpiendo en tu vida sin solicitarlo, en medio de la desolación, hablan de lo importante que eres para Él, de su amor por ti, del gran valor que tienes para Él.
Te
regala esa paz que sólo Él puede dar, esa paz que permite ver todo de otra
forma, esa paz que consuela, que aumenta la esperanza, que anima, que da luz… y
que a la vez también reta. No estás sol@, está contigo y te ofrece su paz.
Gracias porque asi es ��
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