jueves, 28 de octubre de 2021

“¿DE QUÉ NOS SIRVE GANAR EL MUNDO SI PERDEMOS LA VIDA?”

 

Se alcanzan metas hace unos años impensables. Todo avanza tan rápido que nuestra imaginación es incapaz de prever lo que todavía veremos

Inteligencia, entendimiento… avances en todos los ámbitos…

Y casi todo producido por el miedo, o por el deseo de tener, de poder o de éxito. Movido también en ocasiones por el apego a la imagen, a la salud y a la propia vida


Casi todo enfocado al bienestar personal, a la seguridad, al ahorrar tiempo, al hacer la vida “más fácil”, al ataque o la defensa

¿Y hacia dónde nos lleva todo esto si no a ser personas cada vez más individualistas, egoístas, encerradas, ambiciosas y a la vez más temerosas, desconfiadas e inseguras?

Y enredados en lo de ahí afuera y en nuestras conquistas, pasamos desapercibido lo más importante: A nuestro Creador que es quien nos sostiene y cuida. A quien está presente en cada momento de nuestra existencia. A quien habita en lo más profundo de nuestro ser.

Capaces de tantas y tantas cosas… pero a la vez incapaces de descubrir y experimentar lo que todo corazón humano anhela y busca aún sin saberlo: el amor y la misericordia de Dios que, lejos de ser privilegio de unos pocos, está al alcance de todos

Perdidos en medio de la multitud, de los avances, del ruido, del consumismo, del éxito, del aparentar, del cuidado de la imagen, del pasarlo bien… hay una necesidad que clama ser satisfecha: volver al centro para encontrarnos con el Amor, reorientar la vida y poder ser verdaderamente felices.

¿De qué nos sirve ganar el mundo si perdemos la vida?

¿De qué nos sirven tantas conquistas, personales o colectivas, si seguimos sintiendo un gran vacío interior?

¿De qué nos sirven tantas supuestas seguridades si hoy mismo podemos dejar este mundo?

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