lunes, 25 de octubre de 2021

“ME ODIO”

 

Así me compartía el otro día una joven: “Me odio”. ¡Qué sinceridad! ¡Qué encuentro con sus emociones!. Puede sonar fuerte pero ¿Quién no se ha odiado alguna vez en su vida? ¿Acaso no está este sentimiento encubierto cuando nos sentimos culpables por algo?



El “me odio” puede ser resultado de poner el listón demasiado alto, de aspirar a dar una imagen que no logro, de no aceptar mi miseria, de compararme con otros, de ver las propias heridas…

El “me odio” hace que me enfoque en mí, que me enrede y me haga daño, que actúe con agresividad y violencia, que lesione a otros con mis palabras o acciones

El “me odio” habla de auto desprecio, de auto rechazo

Muchas veces se participa en talleres de crecimiento personal que ayudan a reconocer heridas, emociones… pero si no se es bien acompañado pueden causar más dolor que beneficio. No estoy en contra de conocerse, todo lo contrario, pero sí en que ese conocimiento enfoque y encierre a la persona en su ego.

Entrar dentro de sí y tocar la propia realidad, descubrir la verdadera identidad… sin miedo, con valentía…

Se huye de sentir, de mirar lo que pasa en el propio interior pero ahí en lo más profundo, junto con nuestra miseria, también está Dios. Ahí y desde la humildad de sabernos y sentirnos “tan poca cosa” es donde se puede producir el encuentro. Ahí es donde se pueden sanar las heridas. Ahí se puede experimentar el abrazo del Padre, su amor y su misericordia.

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