A veces entendemos mal eso de la voluntad
de Dios y comenzamos a hacer lo que creemos o consideramos correcto cuando en
realidad tan solo respondemos a la idea que tenemos de Dios y de lo que puede
querer de nosotros.
A unos les parece que hay que estar el
mayor tiempo posible sirviendo en la iglesia. Otros consideran que la mejor
forma es estar con los más frágiles, con los vulnerables, con los excluidos.
Los hay que… ¿Quién está en lo correcto?.
Para cada uno hay un camino, no se trata
de imitar o de copiar a los de al lado o a los que nos precedieron. Lo que sí
podemos aprender de nuestros antecesores es su capacidad para escuchar y
responder aunque eso suponga: cambiar de rumbo, romper esquemas, deshacer el
camino andado, abrirnos a lo nuevo...
Esforzarnos por…, empeñarnos en… nos
encierra en nuestras propias ideas, concepciones y formas, nos hace sordos a
cualquier invitación del Señor. De remate, puede ocurrirnos que cuanto más
difícil se nos presenta la realidad más convencidos estamos de que estamos en
el camino correcto. ¿Será eso voluntad de Dios?.
Hacemos su voluntad cuando dejamos que Él
tome la iniciativa y respondemos con nuestra vida a su insinuación. En muchas ocasiones
ni habíamos pensado en algo así, nos desarma, nos rompe los esquemas… pero se
da con tanta suavidad y cariño que no supone esfuerzo alguno, ni conflicto
interno, y no puedes dejar de responder.
Pienso en María, pienso en José, pienso
en… tantos hombres y mujeres de carne y hueso que soñaban un futuro distinto al
que se les propuso. No inventaron qué hacer para responder al amor del Señor.
El Señor tomó la iniciativa y les presentó un proyecto. Hubo quien escuchó y
respondió con su vida pero no siempre es así. Que no nos suceda que enredados y
cegados “en lo que creemos” o “pensamos” que es su voluntad, dejemos realmente
de hacer SU VOLUNTAD.
Txaro
ResponderEliminarHacer...si, pero...
EliminarHacer... sí, pero dejarse sorprender por Dios. Lo tu quieras, donde quieras, cuando quieras.
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