lunes, 25 de septiembre de 2023

“¿HACIA DÓNDE ESTÁ ORIENTADO EL CORAZÓN?”

 

Cuando el corazón está orientado hacia sí mismo, cuando solo se busca en todo lo que hace, por muy santo que pueda parecer, se pierde. Quien padece de egocentrismo siempre quiere quedar por encima de los demás, que se hable bien de él, tener éxito, anotarse numerosos méritos… Hace las cosas a su manera y desea que los otros le imiten, no reconoce sus errores, no es agradecido porque siente que todo lo bueno que le pasa se lo merece, no se abre a la posibilidad de aprender o a las sugerencias de otros, siempre encuentra justificación para sus errores… Y puede asumir diferentes roles, desde perseguidor hasta víctima de las circunstancias y de quienes le rodean.

Síntomas de sufrir egocentrismo son: La envidia, la soberbia, la vanidad, la vanagloria, los juicios y críticas a otros, la humillación o violencia a otros… La persona cree ser el centro del universo y espera que todo/s gire/n en torno suyo: Aplaudiéndole, apoyándole, consolándole, dándole la razón, aprobando sus formas…

Las consecuencias son nefastas porque a mayor egocentrismo menor libertad. Te vuelves esclavo de los otros: De su aprobación, de sus aplausos, de su cariño…

El problema se agrava si no se es consciente de este mal. Sin caer en la cuenta de este padecimiento difícilmente se sale de ese enredo.

No faltan las ocasiones en las que se presenta la tentación de verlo todo desde nuestro yo. Serán también las oportunidades de abandonar la búsqueda de sí y orientar las acciones realizadas, por simples y escondidas que parezcan, a la mayor honra y gloria de Dios

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