martes, 1 de enero de 2019

"DEJARSE HACER"


Los cristianos la mayoría de las veces comenzamos la casa por el tejado. Nos afanamos en el hacer: porque así nos lo han enseñado, porque eso es lo que vale y cuenta y nos consideramos y consideran valiosos en función de nuestras obras, porque “dios” nos lo pide, porque…
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¿Qué es lo realmente importante: hacer o dejarse hacer? ¿Qué es lo primero?
Cuando hago puedo estar respondiendo a las expectativas o necesidades de mi ego, puedo estar evadiendo o huyendo de algo o incluso de mí, puedo estar cumpliendo con un “dios” que me exige méritos, obras, resultados, sacrificios… puedo engrandecerme, ensalzarme, vanagloriarme…
Para comenzar la casa por los cimientos es preciso “dejarse hacer”… “dejarse amar”… el hacer ya vendrá después, sin desearlo, sin programarlo, sin controlar, sin forzar

Dejarse hacer supone: no dirigir… poner la confianza en quien me creó y me da la vida para dejarme llevar por donde, como y con quien Él desee
Dejarse hacer es estar presente, escuchar las invitaciones que recibo a lo largo del día y darles respuesta
Dejarse hacer es ser instrumento y no director de la orquesta
Dejarse hacer es ser lápiz y no escritor
Dejarse hacer es bailar en pareja y dejarse llevar por quien realmente sabe
Dejarse hacer es ser luna y no sol

Cuando te dejas hacer… surge el verdadero y auténtico hacer… y de ese hacer no hay posibilidad de vanagloriarse o engrandecerse. Quien se deja hacer no solo lo sabe sino que siente y experimenta en lo más profundo que la obra no es suya sino de Él. Quien se deja hacer ha descubierto su miseria y se ha experimentado pobre.
Quien se deja hacer obra milagros, pone primero a Dios en su vida, está en el mundo sin ser del mundo
Quien se deja hacer ha entrado en contacto con su más absoluta miseria y pobreza y cree que Dios puede todavía servirse de esa pobre vida

¿Haces por Él o te dejas hacer por Él? Si haces por Él, revisa a que “dios” respondes, en qué “dios” crees… El Dios de Jesús no tiene nada que ver con ese “dios”. El Dios de Jesús está esperando a que te detengas, a que abras tu corazón y recibas todo el amor que te quiere regalar. Déjate amar… déjale ser… y así harás su voluntad.

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