Los
cristianos la mayoría de las veces comenzamos la casa por el tejado. Nos
afanamos en el hacer: porque así nos lo han enseñado, porque eso es lo que vale
y cuenta y nos consideramos y consideran valiosos en función de nuestras obras,
porque “dios” nos lo pide, porque…
¿Qué
es lo realmente importante: hacer o dejarse hacer? ¿Qué es lo primero?
Cuando
hago puedo estar respondiendo a las expectativas o necesidades de mi ego, puedo
estar evadiendo o huyendo de algo o incluso de mí, puedo estar cumpliendo con
un “dios” que me exige méritos, obras, resultados, sacrificios… puedo
engrandecerme, ensalzarme, vanagloriarme…
Para
comenzar la casa por los cimientos es preciso “dejarse hacer”… “dejarse amar”…
el hacer ya vendrá después, sin desearlo, sin programarlo, sin controlar, sin
forzar
Dejarse
hacer supone: no dirigir… poner la confianza en quien me creó y me da la vida
para dejarme llevar por donde, como y con quien Él desee
Dejarse
hacer es estar presente, escuchar las invitaciones que recibo a lo largo del
día y darles respuesta
Dejarse
hacer es ser instrumento y no director de la orquesta
Dejarse
hacer es ser lápiz y no escritor
Dejarse
hacer es bailar en pareja y dejarse llevar por quien realmente sabe
Dejarse
hacer es ser luna y no sol
Cuando
te dejas hacer… surge el verdadero y auténtico hacer… y de ese hacer no hay
posibilidad de vanagloriarse o engrandecerse. Quien se deja hacer no solo lo
sabe sino que siente y experimenta en lo más profundo que la obra no es suya
sino de Él. Quien se deja hacer ha descubierto su miseria y se ha experimentado
pobre.
Quien
se deja hacer obra milagros, pone primero a Dios en su vida, está en el mundo
sin ser del mundo
Quien
se deja hacer ha entrado en contacto con su más absoluta miseria y pobreza y
cree que Dios puede todavía servirse de esa pobre vida
¿Haces
por Él o te dejas hacer por Él? Si haces por Él, revisa a que “dios” respondes,
en qué “dios” crees… El Dios de Jesús no tiene nada que ver con ese “dios”. El
Dios de Jesús está esperando a que te detengas, a que abras tu corazón y
recibas todo el amor que te quiere regalar. Déjate amar… déjale ser… y así
harás su voluntad.
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