Hay quienes no ponen todo su empeño en el hacer y se
justifican diciendo que Dios se encargará… es una sutil manera de eludir la
responsabilidad personal
Hay quienes se esfuerzan al máximo y lo dan todo pero no
se permiten el mínimo error, atribuyéndose tanto el éxito como el fracaso
Hay quienes acertadamente “actúan como si todo dependiera
de ellos y solo de ellos, pero saben que todo depende de Dios y solo
de Dios”
¿Con quiénes te identificas?
Lo importante es no perder el norte. Obras muy santas
pueden estar disfrazadas de búsqueda personal, de satisfacción de necesidades
propias, de deseo de agradar a un “dios” que me va a dar si… El orgulloso ego
pasa a ser el protagonista… engrandeciéndose con los éxitos, aplausos, halagos…
y sufriendo con los fracasos, errores, fallos….
Cuando lo que realmente te mueve es el amor a Dios no
eres esclav@ ni de los honores, ni de las críticas, burlas, humillaciones…
Cuando vayas a comprometerte en algo o a hacer algo,
cuestiónate primero sobre tu intención o motivación, sin vergüenza, afronta tu
verdad, solo así podrás ubicarte. Podrás engañar a otros e incluso ganarte su
admiración pero tú no puedes engañarte y mucho menos a Dios.
Que aprendamos de la actitud de Juan El Bautista: “Es
necesario que Él crezca y yo disminuya”. Cuando lo que te mueve es hacer su
voluntad: le dejas hacer a través de tu vida.
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