Buscando encontrarnos con Dios:
Corremos, hacemos, vamos de un lugar a otro, trabajamos… Esa búsqueda la
hacemos depender de nuestro esfuerzo, de nuestro empeño… Y en ese “no parar”,
en esa agitación constante… descubrimos que no se satisfacen nuestras
expectativas. Llega así la frustración de quien anhela y no alcanza, aparece el
desaliento, el desánimo, la desesperanza…
Nos empeñamos en buscarle en el
hacer, en el estudio, en los compromisos, en el servicio, en la Iglesia… pero
seguimos con esa sensación de vacío interior.
Tal vez estemos construyendo la casa
por el tejado. ¿Por qué no comenzamos por dejarnos encontrar para luego poder
encontrarlo en todo y en todos?
Para dejarse encontrar es
necesario:
- Desearlo
- Disminuir el ritmo y el exceso de actividad, reorganizar horarios, ordenar la vida
- Prestar atención a lo que pasa, a lo que se vive, a lo que se hace
- Menos ruido y más silencio, menos hablar y más escuchar
- Favorecer esos espacios a solas con quien deseamos encontrarnos
La experiencia del encuentro es
personal. ¿Dónde, cómo, cuándo…? Sobre eso no hay nada escrito. Es un Misterio
y como tal no dejará de sorprender. Donde menos esperes, como nunca hubieras
imaginado, cuando ni siquiera estés pensando en ello.
¿Quieres encontrarle? Déjate
encontrar
Gracias a Dios por inspirar a Gloria en momentos tan cruciales cuando parece que Dios está ausente en nuestro vivir. Pero es claro la clave es dejarse ENCONTRAR.
ResponderEliminar