Seguramente alguna vez te han hecho un regalo que no esperabas. ¿Cuál ha
sido tu reacción?: “Ay, no se hubiera molestado”, “!Ay qué pena!”, “!Qué
barbaridad, yo no tengo nada que darle!”, ¡Ay no!, ¿cómo va a ser?”… Si te has
identificado con alguna de estas expresiones u otras parecidas, es porque no
crees merecer lo que te dan
Así te puede pasar con el amor y la misericordia de Dios. Él te quiere
hacer este gran regalo y tal vez no se lo aceptas porque, por tus pecados, por
no responderle como espera de ti, por no darte lo suficiente, por tus apegos,
por enredarte en las cosas del mundo… o a saber por qué más razones, no crees
merecerlo
Te quiere regalar su amor y su misericordia no por tus méritos, no por
ser buena gente, no por el número de tus compromisos, no por el cargo que
ocupas en la iglesia, no por tus renuncias, no por… Te quiere regalar su amor y
su misericordia porque sí, porque quiere.
¿Nunca has regalado algo a alguien porque sí, simplemente porque amas a
esa persona? ¿Qué sientes cuando es bien recibido? ¿Y si es rechazado?
Dios tiene el mejor y mayor regalo para ti… tan solo porque te quiere.
¿Cuánto tiempo más te vas a seguir resistiendo? Está esperando que abras tu
corazón y lo recibas
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