Todos necesitamos de Él: quienes tienen y quienes carecen de
recursos, quienes logran éxitos y quienes van de fracaso en fracaso, quienes
ostentan puestos de poder y quienes realizan los trabajos menos valorados y
deseados, quienes…
Todos necesitamos de Él lo que pasa es que esta necesidad se
hace más patente cuando aparecen las dificultades, los problemas, las
preocupaciones… cuando nos acecha la enfermedad o incluso la muerte
Nada nos hace tomar más conciencia de nuestra dependencia de
Dios como la adversidad y las contrariedades de la vida pero lo cierto es que
todos y en todo momento necesitamos de Él.
Con Él todo lo podemos, y sin Él no podemos nada. La fe y la
esperanza hacen que lo que humanamente parece imposible sea posible. Y si no
que le pregunten a aquella mujer cananea que a fuerza de insistir (Señor, Hijo
de David, ten compasión de mi), confiar y gracias a su fe… anheló lo que
deseaba.
Fe… Esperanza de que de Él obtenemos tanto como esperamos (San
Juan de la Cruz)… Confianza en que nos da lo que más nos conviene en cada
momento… Y la humildad de quien se siente pequeño y necesitado
Benditas adversidades si nos hacen volver los ojos a Él y
depositar nuestra confianza solo en Él
Que nunca tengamos “tanto” como para creernos auto suficientes y
olvidarnos de quien nos creó y nos sostiene, “ni tan poco” como para enojarnos
y maldecir a ese Padre Bueno que nos da la vida y provee porque sin Él… no
podemos hacer nada
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