En Jesús, en su
Palabra, encontramos: la respuesta a dudas y preguntas, la solución a los
llamados problemas. “Él es la luz verdadera, la luz que ilumina a toda persona”
Pero para ello es necesario:
- Contemplarle… y más concretamente:
o
Contemplar su pequeñez y su grandeza, su
debilidad y fortaleza, su humanidad y divinidad, su impotencia y su poder
o
Contemplar sus brazos abiertos dispuestos
para acogernos y darse, tal y como somos. Contemplar su mirada compasiva y
misericordiosa.
o
Contemplar sus actitudes, sentimientos…
sus gestos, sus obras
- Escucharle:
o
En el silencio del corazón en el que
habita el mismo Espíritu que le guiaba y le movía a actuar
o
En la Palabra que se dirige a cada uno
cada día
o
En los sucesos que acontecen, en las
personas que se cruzan en el camino…
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo?
¿Qué? ¿Con quién?... Jesús es la respuesta. Su Espíritu es quien guía. Aunque
el camino sea incierto, desconocido… Aunque tengas que soltar, dejar ir,
arriesgar, jugártela, romper con falsas seguridades, vivir situaciones adversas
y complicadas… abandónate y confía. Déjate conducir por el camino que te indica
aunque no corresponda con tus planes, estás en manos de un Padre Bueno que te
ama incondicionalmente.
Me entrego y me abandono, creo en ti y en tu luz.muchas gracias Gloria por toda tú vida misión.
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