Todos,
en muchos momentos de nuestra vida, llegamos a un tramo del camino en el que se
nos presentan varias opciones para continuar. ¿Qué hacer? ¿Qué rumbo tomar?
Abrimos nuestra maleta, sacamos nuestro mapa, vemos nuestros recursos, tenemos
en cuenta nuestros objetivos, tomamos la decisión y seguimos avanzando
Ante una situación así podemos responder de maneras
diversas en función de nuestra escala de valores, miedos, creencias,
ideologías, intereses personales…
Sería bueno cuestionarnos sobre quién gobierna
nuestras vidas, nuestras decisiones y para ello nos ayudaría identificar el
criterio que seguimos al valorar diversas opciones: ¿Respondemos al “dios”
dinero, al “dios” tener y acumular, al “dios” éxito, fama y prestigio o soy mi
propio “dios” al que procuro satisfacer sus necesidades y caprichos? ¿Antepongo
el bien común o mis intereses particulares? ¿Priorizo “lo del mundo”, la
seguridad, la comodidad, lo que me va bien… o el amor? ¿Tengo en cuenta a cómo pueda afectar a otros o qué es lo que
realmente me importa y pesa?
No podemos servir a dos señores y a veces nos
sorprendemos queriendo servir a tres: al Dios de Jesús, al “dios” del mundo y a
nosotros mismos cuando nos creemos “dios”. Quizás decimos creer en Dios y
querer hacer su voluntad y a la hora de la verdad nos buscamos sin tener en
cuenta a los otros. ¿Por qué no reconocemos nuestra miseria, apegos,
incoherencia, impotencia… y pedimos sin cesar, al buen Dios, que cambie nuestro
corazón de piedra en uno que solo entienda y se rija por el amor?
Se nos va la vida queriendo cambiar el mundo, a los
otros… pensamos que son los otros los que necesitan conversión porque nosotros
estamos bien y al menos vamos a misa y no hacemos daño a nadie. La realidad es
que no queremos o nos cuesta ver la podedumbre que hay dentro de nuestra
casa y por esta razón se convierte en nuestra dueña y señora haciendo que
tomemos decisiones que tarde o temprano nos pesarán.
¿A quién estamos sirviendo? ¿A quién queremos servir?
Hola Gloria. A veces las personas no tenemos tiempo de abrir la maleta y sacar el mapa y tomar una decisión. La vida te cae encima como una losa. Y no se reduce al dios dinero, al dios yo, al dios los otros. Gracias siempre por tus publicaciones. Me ayudan. Hacemos lo que podemos cada uno
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