Ya sé
que a más de uno le habrá chirriado este título. Seguro que hay quien piensa:
“Conmigo no”
Si eres
de los que cree que Dios no es bueno contigo… este escrito es para ti.
Y puede
ser que tu creencia se base en que alguien te abandonó, o te rechazaron, o en
que no te valoran y reconocen lo que haces, o en que te hicieron daño… o en
haber perdido a un familiar cercano o tu trabajo o tu casa… en que las cosas no
van como desearías o en que el vecino o amigo son más afortunados que tú
Quizás
creas que no es bueno contigo porque alguien a quien quieres está sufriendo…
porque te falta algo que crees vital para tu felicidad… o tal vez porque ves
las necesidades que afectan a nuestro mundo, las injusticias, la corrupción, la
violencia, la pobreza y no entiendes la causa.
Con
todo esto puedes preguntarte ¿Cómo va a existir un Dios así, un Dios bueno con
todos, cuando hay tanta desigualdad, cuando otros son más afortunados que yo?
¿Cómo va a existir un Dios bueno con quienes hacen daño o viven cómodamente o a
costa de los otros? ¿Cómo va a existir un Dios bueno con todos con todo lo que
yo rezo y “hago por Él”? Y entonces es cuando este Dios te resulta hasta fastidioso
¡Cualquier parecido con las actitudes de Caín, del hijo mayor del padre
misericordioso, o de los trabajadores de la viña que laboraron todo el día… es
pura coincidencia
La
realidad es que Dios es bueno con todos… sí, sí… con todos. Y contigo también.
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