domingo, 26 de julio de 2020

“SU GRACIA ME BASTA”


Podemos caer en la tentación de juzgar a la persona que a pesar de ir a misa, rezar mucho, y a lo mejor tener un cargo o rol importante en la iglesia… lleva una vida desordenada, es corrupta, ávara, enojada, vanidosa, maltrata a su familia, a sus compañeros de trabajo o a los vecinos, tiene alguna adicción… Cuando esto sucede, nos parecemos a aquel fariseo que se creía justo al ver los errores del publicano y compararse con él

No te creas mejor que aquella persona a la que criticas seguramente no te diferencias mucho de ella. Todos tenemos  nuestras luchas internas, conscientes o inconscientes. Muchos queremos liberarnos de eso que nos ata,  oprime y no nos deja ser pero caemos una y otra vez, no podemos por nosotros mismos. Solo la gracia de Dios puede obrar el milagro.



Y es que el cambio comienza con el deseo y la decisión pero es imposible que se produzca solo por mediación humana. Podemos recibir cursos, leer libros, acudir a distintos profesionales… y caer en la cuenta de que todo sigue igual. Podemos creer que vamos avanzando y de repente vernos en el mismo lugar que iniciamos

Es importante reconocer y admitir la incapacidad, la impotencia. Solos nada podemos. Y mientras no aceptemos esta realidad, el avance será muy lento o nulo

Solo hay un camino: abrirnos y rendirnos al amor y a la gracia del Señor… Él hará posible lo que para nosotros era y parecía imposible
Recuerda que quien volvió a su casa justificado no fue el fariseo que era muy cumplidor a los ojos de Dios y se creía buena gente, sino quien se reconoció pequeño, herido, perdido, pecador…

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