domingo, 5 de julio de 2020

“EL ORGULLO Y EL PERDÓN”


¡Vaya título! Y es que nada tiene que ver el orgullo con el perdón. Es más, si creo que hay algo que puede desmontar el orgullo es reconocer los errores y pedir perdón, o perdonar a quien te ha ofendido
El orgullo enreda a la persona en sí misma y enferma. Se perjudica quien no da su brazo a torcer, quien no acepta su responsabilidad, quien se aferra a su ego
El orgullo nos aleja de Dios. “¡Que nadie se atreva a cuestionarme, o a decirme qué es lo que tengo que hacer, o a decirme lo que hice mal!”, “¿Qué se ha creído?”, “¿Quién es para juzgarme?”… Se ponen todos los mecanismos de defensa en acción y formamos una coraza que nos repliega en nosotros mismos a la vez que nos va carcomiendo el sin número de pensamientos contra la otra persona, que solo nos llevan a dañarnos.

No hay nada mejor, capaz de poner en su lugar al orgullo, que la humildad y el perdón pero ¡qué difícil cuando hay apego al ego, a la imagen!. Y cuanto mayor es el apego, cuanto más auto centramiento hay… más complicado es reconocer la parte de responsabilidad en eso que ha sucedido.
El camino de Jesús es un morir continuo… también a la propia imagen, esa imagen alabada por unos y criticada por otros… El apego a la imagen, el afán de defenderla contra todo tipo de amenaza, el deseo de que sea aplaudida por todos… nos pierde e impide a Dios ser y hacer su obra
La humildad y la capacidad de pedir perdón y perdonar a los otros es lo que realmente nos hace grandes, eso sí que dice mucho de quienes somos realmente
La humildad y el perdón son medios necesarios para crecer interiormente y liberarnos
¿Qué beneficio te da tu soberbia, tu apego a tu imagen…? ¿No crees que dejar caer tus máscaras te va a reportar una mayor ganancia? ¿Qué pierdes con intentarlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario