¡Vaya
título! Y es que nada tiene que ver el orgullo con el perdón. Es más, si creo
que hay algo que puede desmontar el orgullo es reconocer los errores y pedir
perdón, o perdonar a quien te ha ofendido
El orgullo enreda
a la persona en sí misma y enferma. Se perjudica quien no da su brazo a torcer,
quien no acepta su responsabilidad, quien se aferra a su ego
El orgullo
nos aleja de Dios. “¡Que nadie se atreva a cuestionarme, o a decirme qué es lo
que tengo que hacer, o a decirme lo que hice mal!”, “¿Qué se ha creído?”,
“¿Quién es para juzgarme?”… Se ponen todos los mecanismos de defensa en acción
y formamos una coraza que nos repliega en nosotros mismos a la vez que nos va
carcomiendo el sin número de pensamientos contra la otra persona, que solo nos
llevan a dañarnos.
No hay nada
mejor, capaz de poner en su lugar al orgullo, que la humildad y el perdón pero
¡qué difícil cuando hay apego al ego, a la imagen!. Y cuanto mayor es el apego,
cuanto más auto centramiento hay… más complicado es reconocer la parte de
responsabilidad en eso que ha sucedido.
El camino de
Jesús es un morir continuo… también a la propia imagen, esa imagen alabada por
unos y criticada por otros… El apego a la imagen, el afán de defenderla contra
todo tipo de amenaza, el deseo de que sea aplaudida por todos… nos pierde e
impide a Dios ser y hacer su obra
La humildad
y la capacidad de pedir perdón y perdonar a los otros es lo que realmente nos
hace grandes, eso sí que dice mucho de quienes somos realmente
La humildad
y el perdón son medios necesarios para crecer interiormente y liberarnos
¿Qué
beneficio te da tu soberbia, tu apego a tu imagen…? ¿No crees que dejar caer
tus máscaras te va a reportar una mayor ganancia? ¿Qué pierdes con intentarlo?
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