La pandemia del COVID-19 está acrecentando los problemas de todo
tipo: Familiares, laborales, físicos, emocionales, de relación…
Una compañera expresaba ayer su necesidad de hablar y de
compartir sus luchas, sus dificultades, sus inquietudes, sus miedos… Y creo que
este sentir es común a todos. Porque todos somos humanos, porque todos tenemos
miedos, dudas… todos nos enojamos, nos entristecemos, nos preocupamos… todos
podemos tener crisis de fe…
Encerrados en lo que nos sucede, en cómo lo vivimos, en cómo
salir de ésta y en cómo afrontar lo que se nos va presentando… olvidamos
interesarnos por la vida del otro
Queremos que nos escuchen, que se preocupen por nosotros, que
alguien muestre interés por lo que nos pasa pero ¿lo hacemos con los demás?
En este momento en que las medidas de bioseguridad nos
recomiendan, por la salud de todos, permanecer distanciados, podemos utilizar
otros medios que permitan ayudarnos a relacionarnos para seguir creciendo
juntos
Tanto el escuchar a los otros como el abrirnos a expresar lo que
acontece en nuestro mundo interior y hacerlo con alguien de confianza, nos
ayuda a conocernos, a valorar realmente lo importante, a crecer, a liberarnos
Ayudemos y dejémonos ayudar
Ningún momento es bueno para individualismos pero éste menos.
Nos necesitamos unos a otros. Tengamos la disposición y apertura para escuchar
a quien se nos acerca, y la humildad de pedir ayuda cuando la situación lo
requiera.
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